Alcanzó el éxito tras participar, durante casi dos décadas, en el programa humorístico de TVE Martes y trece. Desde entonces le hemos visto aparecer en múltiples series de televisión, películas y concursos como Tu cara me suena.

Pero hace varios años tomó la decisión de alejarse de la pequeña pantalla porque “le estresa”. Pues considera que la televisión es “un arma peligrosa que te coge y te deja”. Ahora bien, no descarta volver “si un día me llama una productora para ofrecerme un proyecto. Todo dependerá de si me apetece y tengo hueco”.

Por ese motivo el humorista Josema Yuste, que afirma ser un artista de “toda la vida” y que “la naturaleza" le ha dado el poder de hacer reír a la gente, decidió montar su propia compañía de espectáculos. Y es que considera que el teatro es “mucho más artesanal y económico”.

Ahora está volcado en la gira de la obra de teatro Taxi, una comedia, con mucho ritmo, donde da vida a un taxista enamorado de dos mujeres, de las que no quiere desprenderse porque considera que las dos forman a su mujer ideal. Un personaje que nada tiene que ver con Yuste. Pues el cómico “nunca” ha sido mujeriego porque “no tengo madera para eso”.

Josema, ¿es difícil hacer reír al público?

Sí, es muy difícil y no vale cualquiera. Pero me dedico a eso y me gusta. Es más, los elegidos para hacer reír somos muy pocos, igual que los “Messi” o “Ronaldo” del fútbol. Hacer reír requiere mucha energía, convicción, desprenderse del sentido del ridículo y tratar de transmitir felicidad a la gente, porque el público también tiene problemas y van al teatro para evadirse.

¿De dónde te viene la faceta humorística?

De pequeño, en el colegio, entendí que hacía gracia y que los demás se reían conmigo. Por eso, cuando decidí ser actor, aposté por centrarme en la comedia. Lo tuve blanco y en botella. Creo que si no hubiera aprovechado mi fama de gracioso, hubiera sido estúpido por mi parte. Además siempre me acuerdo de un refrán que un amigo japonés me dijo una vez: “de lo que sepas, exprime”. Intento seguir ese dicho y volcarme en ello porque creo que sé hacer reír.

josema yuste  antena 3

Antena 3

¿Cómo ha cambiado el humor de los años 80 con el actual?

Creo que lo que todos entendemos por humor se hace en los teatros y salas pequeñas. El humor ya casi no tiene cabida en la televisión. Por eso pienso que lo primero que ha cambiado en el humor es la figura del humorista porque ya no hay. Bueno sí, solo queda José Mota, que me encanta. Pero a parte de él, lo que se lleva ahora, y hay a patadas, es la figura del monologuista. Es decir, gente que se pone a hablar durante una hora.

¿Se puede hacer broma de todo, o hay temas con lo que es mejor ser cauto?

Tengo claro lo que sí quiero hacer y lo que no voy a hacer nunca. Siempre he trabajado con el humor blanco y, humildemente, considero que hago humor inteligente. Pero también es verdad que no trabajo con el humor que se lleva ahora, de ir de sobrado, vacilar y humillar a los demás, porque no me gusta el humor burdo, soez, barato o escatológico. Dicho esto, es verdad que cada uno hace lo que quiere, pero considero que hay temas que merecen un respeto. Por ejemplo, con la religión es mejor no meterse porque, ¿qué sacas en limpio? U otro ejemplo serían ciertos colectivos, como por ejemplo las personas deficientes, de los que es muy fácil y barato burlarse.

¿Con qué tema de actualidad te gustaría hacer sátira?

El tema nacionalista me parece bastante cómico porque creo que se le puede sacar bastante humor. Eso sí, sin rizar más el rizo de algo que ya es bastante difícil de por sí. Aunque también es verdad que en algunos momentos se hace bastante cansino.

¿Qué te pareció la chirigota sobre la decapitación de Carles Puigdemont?

Me pareció muy bien y faltaría más que no se pudiera hacer sátira de la clase política. Claro que sí, me pareció perfecta. Las chirigotas me parecen un humor muy inteligente y de pueblo, que ya quisieran algunos cómicos llegar a ese nivel.

Cambiando de tema, en muchas ocasiones te has sensibilizado con el papel de las mujeres

Sí porque me quedé sin madre a los nueve años, aunque tuve la suerte de tener una tía que me cuidó como si fuera mi madre. Entonces tengo un amor especial por las mujeres en general. Y es que siempre me he definido como un hombre al que le gusta la mujer, que no las mujeres. Tengo un gran cariño hacia la faceta de la mujer porque lo he vivido muy de cerca. He visto como antiguamente las mujeres se sacrificaban muchísimo por sus hijos, familia y todo en general. Por eso mismo, hace un tiempo atrás decidí participar en una campaña, que lanzó la Comunidad de Madrid, a favor de la igualdad entre hombres y mujeres. Me pareció una idea estupenda y dije que sí, sin saber si habría o no dinero de por medio. Me apetecía y no lo dudé.

¿Crees que existe o ha existido cultura machista?

Sí ha habido, pero también creo que la mujer ha avanzado muchísimo. Los jóvenes de hoy día son muy diferentes a los de antes. Ahora las parejas participan y se ayudan en todo: con el cuidado de los niños, las labores de la casa… Creo que hay mucha más colaboración entre hombres y mujeres de la que algunos colectivos feministas nos quieren hacer ver.

josema yuste  telecinco

Telecinco

¿Hace falta más mujeres en el mundo artístico?

En el mundo del teatro, que es el que me conozco bien, no hay diferencias de absolutamente ningún tipo. Los hombres y las mujeres cobran exactamente lo mismo, a no ser que alguno sea protagonista, que entonces ganaría un poquito más. Es decir, el sueldo está estipulado por convenio. No hay discusión que exista, se paga lo mismo tanto a hombres y mujeres y no hay más. No obstante sí que es cierto que en el mundo del espectáculo hay más trabajo para hombres que para mujeres.

¿Y eso por qué?

Todo eso nace de la pluma de los autores, es decir quienes escriben los guiones de teatro. Cuando se escribe una comedia, por ejemplo, hay una cierta tendencia en poner más personajes hombres que mujeres. No me preguntes por qué pasa eso, pero es así. Casi siempre pasa lo mismo.

Josema, te diste a conocer en el programa Martes y trece, ¿qué recuerdo guardas?

Guardo un recuerdo muy positivo y le estoy muy agradecido a la vida porque he pasado momentos maravillosos en el programa. No todos, pero sí la mayoría de ellos. Además, cuando pasan los años y ves que la gente te sigue recordando con mucho cariño, es cuando eres consciente que el programa ha escrito una página de la historia del siglo veinte. Así que si no me sintiera profundamente agradecido, sería muy injusto de mi parte. Entonces, como no me considero imbécil, siempre le estaré agradecido a mi pasado profesional.

¿Para ti es un estigma haber participado en Martes y trece?

No, para nada. No quiero quitarme ningún estigma mío del pasado porque no quiero que la gente se olvide de esa parte mía, que fue importantísima. A día de hoy solo quiero trabajar y que la gente me recuerde, con cariño, como un actor de comedia. Nada más.

De los gags que hicisteis en el programa, ¿con cuál te quedarías?

No te sabría decir. A lo largo del programa hemos hecho 400 o 500 sketches. Y lo mejor es que todavía hay gente que le pone los vídeos a sus hijos. Aunque es verdad que por gag ‘Encarna de noche’ todo el mundo nos identifica. Luego guardo mucho cariño a varios. Por ejemplo, uno sería la entrevista en la que yo hacía de Lauren Postigo y Millán interpretaba a una surrealista folclórica, que se llamaba Paca de Carmona. U otro, por ejemplo, que hice de un anuncio de café. Salía quemándome las manos porque estaba sujetando una taza de café, que estaba humeando. Entonces, en lugar de anunciar ‘Café Marcilla’, anunciaba ‘Café Tacilla’. 

¿Cuáles son los motivos reales de la disolución de Martes y trece?

Es muy sencillo. Al principio nosotros éramos tres, pero en seguida se fue Fernando Conde y nos quedamos Millán Salcedo y yo. Nosotros, como pareja artística, tomamos la decisión de repartirlo todo al 50 por ciento y se hacia muy difícil que estuviéramos de acuerdo en todo, porque tanto Millán como yo somos muy diferentes. Eso nos llevó, en muchas ocasiones, a tener discusiones, pero como las tiene cualquier otra pareja. Y a esto tienes que sumarle la presión exterior que recibíamos por parte de la gente, pues cada vez nos exigían más y más. Entonces, la presión, el desgaste de pareja y, no te voy a engañar, la solvencia económica que teníamos, hizo que decidiéramos, de mutuo acuerdo, separarnos.

Josema Yuste  GTRES

GTRES

¿Cómo es trabajar en TVE?

Me remonto a los años 80, cuando trabajaba ahí con Millán, y era maravilloso y disponíamos de una producción fantástica. Teníamos a nuestra disposición a todo un equipo de decoración, de vestuario y de maquillaje. Además teníamos una nave enorme en la que hacían lo que nosotros les pedíamos. La verdad es que tuvimos mucha suerte y era acojonante, pero eso, a día de hoy, no existe. En la actualidad tú te tienes que producir tu propio material y luego vendérselo a la televisión para que te lo compre.

¿Te parece justo que haya gente que diga que TVE es un medio manipulado?

Estoy alejado de la televisión y desconozco cómo se manejan los hilos de TVE. Lo que sí sé es que siempre tiende a favorecer al gobierno de turno. Entonces, imagino que TVE algo manejada estará porque es muy goloso. Pero también te digo que varias veces he visto el telediario de La 1 y me parece bastante aséptico, en comparación con otras cadenas.

¿Te parece acertado que TVE siempre esté relacionada con el partido político de turno?

Creo que debería mantenerse neutro, aunque pienso que TVE cada vez tiende más hacia la neutralidad. Además tengo a un amigo trabajando ahí y me dice que cada vez más, la cadena está menos manipulada, que los trabajadores se sienten más libres y que la situación va mejorando. 

¿Te gustaría trabajar en TV3?

En ningún momento de mi vida me gustaría trabajar en TV3. ¿Por qué tendría que trabajar yo en la cadena si no soy catalán?

¿Y sobre la situación de la cadena pública catalana?

Tengo una opinión muy clara y me vas a entender fácilmente. Soy madrileño de nacimiento y español de corazón. Así que mientras que no se cambie la Constitución, la ley es la ley y quien se la salte está cometiendo una ilegalidad.