Catalunya es tierra de buenos presentadores. Y de gente que hace muy bien su trabajo. Y a veces, Catalunya es tierra de buenos presentadores, que hacen muy bien su trabajo... y que se llaman igual. Dos hombres que se dedican a lo mismo y que a menudo han llevado a equívoco a más de uno. Por una parte, tenemos a Jordi Cruz Mas, presentador de Masterchef, chef de estrellas Michelin, el de Manresa, que acaba de cumplir 47 años, es una estrella de la tele. Por otra parte, tenemos a Jordi Cruz Pérez, de Barcelona, un año y medio mayor que el chef, y que durante un tiempo presentó un programa exitosísimo de tele, especialmente dedicado a los más menudos: Art Attack, donde se enseñaba a hacer manualidades. También lo hemos visto en Club Disney, ha sido locutor de radio y ahora hace un pódcast con Samantha Hudson.
Cruz es un tipo muy simpático, que habla muy y muy rápido y que tiene una gracia natural a la hora de comunicar, tal como ha podido comprobar el público que ha ido recientemente a ver el imprescindible La ruina de Ignasi Taltavull y Tomàs Fuentes, un pódcast, un show sensacional, donde diferentes invitados comparten momentos ruinosos de su pasado, momentos de vergüenza ajena, de tierra trágame, donde explican qué les pasó que se les ha quedado grabado en la memoria. Solo empezar, y antes de confesar, el presentador ha sido ovacionado a gritos de "Es el Jordi Cruz bueno, el que paga a los becarios"! y él: "Por favor, no me metáis en conflictos y jaleos! Aunque bueno, soy 'el Jordi Cruz bueno' para alguna gente. Para los fachas y fascistas y esas cosas que hay en redes sociales, soy el malo". Un Jordi que ha confesado, por cierto, que las manos que hacían manualidades en el programa no eran las suyas.
Cruz empieza fuerte. Y sigue cuando habla de los descartes a la hora de explicar su ruina: "Me puse Tipp-Ex encima de una herida y casi me cortan la pierna". Y sigue remitiendo a unos hechos del pasado, cuando él tenía solo 5 años. Jordi tiene un hermano mayor, "y su destino era crearle traumas a su hermano pequeño". Se portan muy bien, pero de pequeños, le hacía de todo, "me ataba pies y manos hasta que me estampaba con el pico de la mesas, me disparaba con pistolas de balines...". Veraneaban en un pueblo de Menorca donde había gallineros, y un día el hermano le encerró y escondió en uno, cuando tenía cinco años, y todo el pueblo buscándolo hasta que lo encontraron mucho rato después, en una esquina del gallinero, lleno de gallinas, palomas y pájaros, "y de ahí, mi fobia a los pájaros".
Años después, con estos antecedentes, con un verdadero pánico y asco a los pájaros de todo tipo, y ya presentador famoso, presentaba en Disney Enigma animal, donde hacía reportajes con animales de todo tipo.. Y fueron al 'Loro Parque', al Puerto de la Cruz en Tenerife. Le dijeron que solo tendría que saludar en medio de un auditorio lleno de gente ("niños, carritos, mujeres, hombres, turistas...") mientras un experto ("el domador de loros el 'lorador'") hacía una exhibición ante todo el mundo con muchas especies diferentes de los animales protagonistas del parque, los loros. "Con mucha tensión, pero pensando que estaba todo controlado. Yo sentado, todo muy Disney... Todo el mundo estaba informado de mi fobia a los pájaros, a los loros... menos el 'lorador'"... Y pasó lo que no olvidará nunca.
"300 loros, aparece el tipo, yo disimulando en medio. Y él dice: 'Tenemos un invitado especial!'. Me levanto, saludo... y el tipo grita: '¡Sha!', la señal para que los 500 loros vinieran hacia mí. Como los dragones de 'Juego de tronos'. Cuando tu vida está en juego, demuestras el ser humano que eres. Y yo soy una mierda de ser humano. Tenía que salir de allí, empecé a apartar niños, pisé cabezas, abrí puertas de seguridad y empecé a correr pensando que venían detrás de mí, y me salí del parque, a lo Forrest Gump. Niños llorando, anularon el show, el 'lorador' pidiéndome disculpas... Las cámaras lo gravaron, corrió por Disney... Esa es mi ruina".
Pagaríamos por ver su vídeo en 'Loro Parque'. Jordi Cruz, maravilloso.