Joan Dausà es el hombre del momento. El cantante de Sant Feliú de Llobregat está batiendo récords de visualización en redes sociales por su actuación en Sant Joan Despí. Un concierto que no olvidará nunca, y esto es un milagro: estuvo a un plis-plas de sufrir un traumatismo craneoencefálico considerable después de estrellarse desde el escenario. No fue un accidente, no. Saltó intencionadamente, como es tradición desde hace un par de años a modo de colofón de 'La Gran Euforia', uno de sus temas más conocidos. Mira que ha hecho saltos, pero nunca le había pasado una cosa parecida: el público que estaba en la sala no hizo su papel y nadie lo sujetó. Y claro, todos se pueden imaginar cómo acaba la historia. Un tortazo terrible, sí. Vaya susto.
El vídeo es un fenómeno viral: impresiona mucho y tiene final feliz, a pesar de que no lo parezca. Feliz porque sabemos que el querido Joan se encuentra más o menos bien de salud. Otra cosa es el recuerdo. El documento bien vale una 'moviola', una repetición de la jugada. Highlights, best moments, llámenle cómo quieran.
Al margen de la escalofriante desaparición del cuerpo del artista entra sus fieles y del griterío generalizado en la sala, hay un detalle visual que explica perfectamente la magnitud del golpe: la cara de un seguidor, a escasos centímetros del lugar de los hechos, tapándose el rostro con las manos alucinado y aterrado. Dausà tiene algunas secuelas, aunque en un primer momento tranquilizó a todo el mundo compartiendo el vídeo del incidente y explicando que se encontraba bien. Nadie lo diría. Era un 'Sa'matao, Paco' de manual. Ahora sabemos que las costillas y una pierna quedaron maltrechas.
Matís important. No caic a terra. Pitjor. Hi havia butaques. Una fila em destrossa les cames i l’altra les costelles 😂😂😂😂 https://t.co/TVFVMuHvWE
— Joan Dausà (@joandausa) April 25, 2022


Más repuesto y viendo el recorrido que ha tenido la grabación, ha empezado la semana ofreciendo su versión de la historia. Detalles que hacen todavía más épico su salto al vacío, y sabiendo que todo ha acabado bien, también más divertido. "Desde hace dos años siempre salto al público. Daba por supuesto que todo el mundo lo sabía. Y no tuve en cuenta que últimamente la mitad de la gente es nueva. Me confié". Apunta un hecho que quizás hemos pasado por alto: "Si escucháis bien, cuándo es el momento de saltar, digo '¡ay, madre, qué agujero!'". Aun así salta, y pasa lo que pasa. "¡Me pego la leche consciente de que estaba saltando a un lugar donde no había gente! La cagada es mía". Sencillamente genial.

La gran pregunta: ¿seguirá saltando en próximos conciertos? Ya podéis apostar que sí. Ahora bien, fans de Dausà: al loro. Os toca a vosotros. Nos jugamos su integridad.