Jennifer López es una artista 360, como diría Paquita Salas. Ha logrado un gran éxito a nivel internacional. Famosa hasta en el pueblo más recóndito de Soria. La americana cosecha una larga trayectoria en la música y en el cine. Dos ámbitos en los que ha demostrado moverse como pez en el agua. Ahora es una de las mujeres más poderosas y ricas del mundo, pero en su infancia pertenecía a una familia humilde, en el barrio más conflictivo de Nueva York, el Bronx, eso sí, en una familia de mujeres con carácter.
La cantante se abrió en canal en su documental que se estrenó hace unos años en Netflix, allí tuvimos la ocasión de conocer más de cerca a la artista. Sorprende la complicada relación que mantuvo con su madre en su adolescencia, Guadalupe Rodríguez. La puertorriqueña tenía tres hijas, Jennifer, Lynda y Leslie y desde que eran muy pequeñas se implicó al máximo en que se labraran su camino. Las educó de una forma muy dura y eso terminó por pasar factura.
Guadalupe culpó a sus hijas de la frustración de sus sueños
Según la madre de Jennifer, la llegada a Nueva York no fue fácil. "David y yo nos mudamos al Bronx. Era un cuarto piso sin ascensor y solo tenía un dormitorio. Tuve a mis tres hijas en ese departamento”. Fueron momentos muy complicados, tuvo que lidiar con muchos problemas para superar baches económicos importantes, y lógicamente el carácter de su progenitora era el de una persona amargada que lo pagaba muchas veces con sus hijas.
Así lo confiesa la cantante de On the floor: "Mi madre hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir y eso la hizo fuerte, pero también la hizo dura. Nos daba tremendas palizas". Y añade: "Mi mamá es una persona súper complicada y tiene mucho bagaje emocional. Su generación pensaba: 'Un hombre se casará contigo, te cuidará por el resto de tu vida y te mantendrá'. Y ella soñaba con cosas mucho más grandes. Soñaba con ser actriz".
Jennifer era quien más recibía porque era la más dispersa de las tres. "Fue la que más me hizo sufrir", confiesa la madre de la artista en el filme. Los sueños de Guadalupe se vieron truncados, pero JLO no iba a permitir que los suyos también por culpa de su madre. "Me enamoré de la danza y me distraía completamente de la escuela y mi mamá me decía: 'Si quieres vivir en esta casa, tienes que estudiar'. Una noche tuvimos una gran pelea y simplemente me fui. Tenía 18 años”.
Jennifer logró su sueño y ahora su progenitora se muestra muy orgullosa. Guadalupe asume sus errores y admite públicamente que se equivocó. "Siempre esperé mucho de ellas. No quería ser crítica sino mostrarles que podían mejorar. Jennifer fue la que me dio más trabajo, a decir verdad. Discutíamos mucho", explica en el documental.
