Este verano ha sido diferente para Isabel Preysler. Mientras sus hijos publican imágenes nostálgicas y Tamara Falcó emociona con recuerdos familiares en redes, la matriarca ha optado por desaparecer del mapa. Ni Marbella, ni Mallorca, ni los tradicionales paseos por el Parque del Retiro. Su paradero es un misterio cuidadosamente orquestado. Según fuentes cercanas, la socialité podría estar pasando la temporada estival en Estados Unidos, posiblemente cerca de sus hijos Enrique Iglesias o Chábeli. Pero, ¿es ese realmente el motivo de su escapada? Todo parece indicar que no.
Y es que, según fuentes cercanas, la madre de Tamara Falcó habría estado manteniendo encuentros discretos fuera de España con un empresario millonario y más joven, alejados del ojo público y de posibles escándalos. Aunque no se trate de un nuevo amor formal, todo apunta a que hay alguien "muy especial" en su vida. La ex de Julio Iglesias no se resigna a la soledad, pero ha aprendido a gestionar sus afectos desde una perspectiva más sofisticada, menos emocional y más estratégica.
Privacidad absoluta: romance fuera del radar mediático
Las informaciones llegan desde Estados Unidos, donde aseguran que Isabel ha retomado contacto con este poderoso empresario, con quien habría coincidido en eventos de alto nivel. Se trataría de un hombre divorciado, de presencia impecable, muy activo en los negocios internacionales y dueño de una agenda tan apretada como su fortuna. A diferencia de Mario Vargas Llosa, este nuevo interés sentimental no necesita la prensa: se mueve entre jets privados, residencias de lujo y círculos diplomáticos sin levantar sospechas.
¿Se conocieron antes de la ruptura oficial con Vargas Llosa? Todo indica que sí. La periodista Paloma Barrientos insinuó que Isabel ya frecuentaba a este empresario mucho antes de anunciar su separación en diciembre de 2022, lo que abre la puerta a teorías incómodas sobre una posible relación paralela. Sin embargo, no sería la primera vez que la socialité se reinventa con sorprendente rapidez. Tras la muerte de Miguel Boyer, apenas pasaron nueve meses antes de que Isabel apareciera tomada del brazo de Vargas Llosa. Hoy, el patrón parece repetirse, aunque sin drama público y con mucha más estrategia. En esta ocasión, el romance (si es que puede llamarse así) se mantiene en el terreno de lo privado, sin paseos por Madrid ni cenas en restaurantes de moda.
Isabel Preysler marca tendencia: lujo, libertad y relaciones sin etiquetas
A sus 74 años, Isabel Preysler redefine el concepto de madurez sentimental. No hay espacio para celos, para promesas eternas, ni para alianzas doradas. En su lugar, hay citas fuera del radar, estancias en villas privadas y complicidades que no requieren validación pública. Y, por supuesto, muchas copas de champán a bordo de yates que no necesitan anunciarse en Instagram. Con un pasado amoroso que incluye a Julio Iglesias, Carlos Falcó, Miguel Boyer y Mario Vargas Llosa, Isabel ya no necesita probar nada a nadie.
Ha amado, ha perdido, ha ganado y, sobre todo, ha sabido capitalizar cada capítulo de su vida en elegancia y prestigio. Su nuevo vínculo, lejos de ser un romance convencional, parece ser una asociación entre libertad, lujo y lealtad selectiva. En definitiva, Isabel Preysler no está enamorada, pero no está sola. El lujo, el misterio y una agenda bien gestionada son sus aliados. Y aunque no quiera ponerle nombre a su nuevo acompañante, todo parece indicar que en su vida hay espacio para mucho más que el recuerdo de Vargas Llosa.