A simple vista, todo es sol y esplendor en Cuatro Lunas, la paradisíaca propiedad de Julio Iglesias y su esposa Miranda Rijnsburger en la sierra de Ojén, a escasos minutos de Marbella. Con casi 150 hectáreas de terreno, caballos, bodega, piscina, huertos ecológicos y hasta un "bosque animado", la finca parece sacada de una postal de ensueño. Pero lo que los seguidores de las gemelas Victoria y Cristina Iglesias no ven en sus redes es que la propiedad se hunde en pérdidas millonarias que amenazan con convertirla en un lastre financiero.

Porque aunque Cuatro Lunas siga apareciendo como un edén en Instagram, la realidad económica que la sostiene se está desmoronando. Las dos sociedades que poseen los terrenos —Androsemo SL y Bellevue Costa del Sol SL—, ambas a nombre de Miranda, acumulan pérdidas sistemáticas que rozan ya los 1,85 millones de euros, sin contar una alarmante subida de deudas a corto plazo. El último balance firmado por Miranda el 15 de julio de 2025, revela que Androsemo SL ha perdido 222.000 euros en solo un año, lo que supone un incremento del 31% respecto al ejercicio anterior.

Finca Cuatro Lunas: el símbolo de Marbella que genera más deudas que ingresos

La situación es aún más sorprendente si se considera que la empresa declara no tener actividad económica alguna. Literalmente: ni un euro de cifra de negocio. Solo mantiene cinco empleados en nómina y se limita a funciones de “gestión inmobiliaria”. Es decir, una estructura empresarial vacía que se mantiene por inercia, sostenida únicamente por el respaldo patrimonial de la familia, que aún cuenta con un capital declarado de 8,24 millones de euros.

Pero si las cifras hacen agua, ¿por qué no venden? En 2018, se filtró la intención de Julio Iglesias de desprenderse de la propiedad por la descomunal cifra de 145 millones de euros, motivado —según fuentes cercanas— por una pelea burocrática con la Junta de Andalucía en torno al acceso a la finca. Sin embargo, el proceso quedó en nada, y a día de hoy, la propiedad sigue siendo un pozo sin fondo para las arcas del artista, ya que el mercado no ve con buenos ojos una propiedad que, pese a su tamaño y encanto, exige una inversión millonaria en mantenimiento y mejoras.

Miranda Rijnsburger: la dueña de un sueño que se tambalea entre viñedos y cifras rojas

Lejos de Miami y de los focos internacionales, Miranda Rijnsburger continúa siendo la gran protectora de este enclave íntimo. Mujer de perfil bajo y carácter reservado, ha sido quien desde hace más de tres décadas mantiene unida la vida familiar de Iglesias, incluso mientras el propio cantante ha dejado de viajar a la Costa del Sol. Ella, sin hacer alarde de nada, sigue pasando temporadas en la finca, junto a sus hijos y sus caballos, evitando cualquier aparición pública innecesaria.

Sin embargo, esa serenidad en apariencia esconde una situación empresarial que no se sostiene en el tiempo. Los números hablan por sí solos, y aunque la familia Iglesias-Rijnsburger pueda permitirse "perder" cientos de miles de euros al año sin despeinarse, el deterioro financiero de sus sociedades en España refleja una desconexión total con la realidad del mercado inmobiliario actual.