Hay amistades que parecen eternas, de esas que resisten los años, los rumores y las distancias. Isabel Pantoja y María del Monte fueron una de ellas. Dos mujeres fuertes, con temperamento y carisma, unidas por la música y por una conexión que iba mucho más allá de lo profesional. Durante años fueron inseparables, hasta el punto de que María llegó a ser madrina de Isa Pantoja, la hija pequeña de la tonadillera. Isa lo ha dicho en más de una ocasión: “María fue como una segunda madre para mí.”

Pero un día todo se rompió. Sin explicaciones, sin despedidas, sin palabras. Lo que antes era complicidad se convirtió en silencio. Y ese silencio ha durado décadas.
Detrás de esa ruptura hay un nombre que nunca deja de aparecer: Encarna Sánchez. La famosa locutora, que fue íntima amiga de Isabel, habría sido la pieza que desestabilizó aquella relación. Encarna, dicen, era una mujer posesiva, celosa y con un poder enorme sobre la artista. No le gustaba que María del Monte estuviera tan presente en la vida de Pantoja. Sentía que le quitaba protagonismo, o algo más. Hay quienes aseguran que Encarna estaba enamorada de Isabel, y que vio en María a una rival a la que debía apartar.
Encarna Sánchez apartó a María del Monte porque pensó que le estaba quitando a Isabel Pantoja
Desde entonces, las cosas se torcieron. Los veranos en Cantora se acabaron, las fotos juntas desaparecieron, y los gestos de cariño se transformaron en una distancia imposible de disimular. Isa Pantoja, que había crecido viendo a María como de la familia, también la perdió. Su madre no quería que mantuviera contacto con ella.
Con los años, los rumores no han cesado. Se habló de dinero, de traiciones, de celos, de una noche interminable en el Hotel Occidental de Sevilla, cuando ambas se encerraron desde las siete de la tarde hasta las cinco de la mañana. Según contó el periodista Diego Arrabal, Isabel salió sonriente, pero María no. Nunca volvieron a reconciliarse.
Ni una ni otra han querido hablar abiertamente del tema. Cuando les preguntan, se limitan a cambiar de conversación. Actúan como si nunca se hubiesen conocido, como si toda esa historia compartida fuera un sueño del que prefieren no acordarse.
Hoy, el tiempo ha pasado, pero el misterio sigue vivo. Nadie sabe qué ocurrió realmente entre Isabel Pantoja, María del Monte y Encarna Sánchez. Solo ellas guardan la verdad de un vínculo que empezó con amor y acabó convertido en uno de los silencios más sonados de la crónica rosa española.
