La tormenta mediática no da tregua a Kiko Rivera e Irene Rosales. La noticia de su separación ha sacudido los cimientos de la crónica social, pero lo que pocos esperaban era que, tras este giro en su vida sentimental, el DJ recuperara la cercanía con su madre, Isabel Pantoja. Un reencuentro que muchos califican de “inevitable” y que deja en el ojo del huracán a la que hasta hace unos días era su esposa, señalada nada menos que por la tonadillera como “una loba con piel de cordero”.

Lejos de ser un simple rumor televisivo, lo cierto es que la relación entre madre e hijo se había visto marcada durante años por la influencia de Irene. Según voces cercanas, ella habría sido la barrera que impedía una reconciliación familiar, alimentando tensiones y alejando a Kiko del núcleo Pantoja. Con la separación consumada, las sospechas de la artista se han reavivado con fuerza, y las cámaras ya captaron un tímido acercamiento entre madre e hijo.

El regreso del hijo pródigo: Kiko vuelve al lado de su madre

Lo que parecía imposible está sucediendo. Después de años de frialdad y reproches cruzados, Kiko ha vuelto a dar pasos firmes hacia la reconciliación con su madre. La separación con Irene parece haber sido el detonante que liberó al DJ de una relación envenenada. Según deslizaron fuentes cercanas a la familia, ahora se percibe con claridad que la distancia no era entre madre e hijo, sino entre Isabel e Irene. En los pasillos de Telecinco se comenta que Isabel Pantoja nunca confió en su nuera. Sus palabras más duras han quedado grabadas: consideraba a Irene como alguien capaz de manipular y desgastar el ánimo de su hijo, envolviéndose en un halo de dulzura que, en realidad, escondía intenciones muy distintas.

El nuevo rol de Isabel Pantoja tras la ruptura

Lejos de mostrarse distante, Isabel Pantoja parece decidida a recuperar el vínculo con su hijo. El DJ, visiblemente afectado por la separación, ha reconocido que muchos de los desencuentros del pasado respondían a presiones externas. La tonadillera, que también atraviesa momentos de soledad, habría recibido con alivio la llamada de Kiko. Fuentes del entorno aseguran que ambos son conscientes de que, pese a las heridas abiertas, se necesitan mutuamente. El escándalo mediático ha terminado por convertirse en la oportunidad perfecta para este inesperado reencuentro.

Mientras tanto, Anabel Pantoja, siempre envuelta en la polémica por su exposición mediática, ha optado por mantenerse al margen. Con un tono prudente, aseguró que no opinará sobre la ruptura de su primo, aunque dejó claro que desea lo mejor tanto a Kiko como a Irene. Sin embargo, quienes conocen a Anabel aseguran que, en privado, comparte la visión de su tía sobre Irene, a quien nunca terminó de ver como un verdadero apoyo para Kiko.

Irene Rosales, por su parte, intenta mostrarse firme ante los flashes. Captada por las cámaras cerca de su domicilio, se limitó a decir que están “bien” tras la ruptura y que lo importante sigue siendo el bienestar de sus hijas, Ana y Carlota. Sin embargo, las especulaciones sobre su papel en la fractura familiar no cesan, y la etiqueta de “loba con piel de cordero” amenaza con perseguirla durante mucho tiempo.