En la familia Aragón, el talento siempre ha estado delante de los focos. Pero la hija pequeña de Emilio Aragón, Ichi, ha decidido brillar de otra forma: entre harinas, masas y hornos. Lo hace desde Madreamiga, la panadería artesanal que se ha convertido en una referencia absoluta en la capital. Ella lo dice sin rodeos. Y lo repiten sus clientes: “Es el mejor pan que puedes comprar en Madrid”.
Ichi, cuyo nombre completo es Icíar Aragón, nació en 1985 y creció rodeada de creatividad. Su abuelo era Miliki, su padre un icono televisivo y su familia, una saga marcada por el arte. Pero ella buscó su propio camino. Estudió en el Colegio St. Anne’s, se licenció en Publicidad y Relaciones Públicas y se marchó a Nueva York para completar un máster en Fine Arts. Allí, en la ciudad que no duerme, descubrió su pasión por la imagen y el diseño, algo que la acompañaría en todas sus decisiones empresariales.
La hija de Emilio Aragón triunfa en el mundo de la repostería
Trabajó en la reputada agencia Sra. Rushmore, se movió en proyectos creativos y terminó fundando su propia empresa, Crepes & Texas, una agencia 360°. Pero la vida, a veces, sacude. Y en 2021, tras confesar una etapa profunda de depresión, Ichi buscó un espacio que la reconectara con algo más sencillo. Lo encontró en el pan.
Así llegó a Madreamiga, una panadería que estaba empezando a despuntar gracias al talento panadero de Bego San Pedro. Ichi no entró para amasar. Entró para transformar el negocio desde dentro. Aportó marca, visión, identidad, digitalización y una estrategia que lo cambió todo. Ella lo resume con una palabra: “Alegría”. Y no es una metáfora. Su energía, sumada al oficio de su socia, creó una fórmula imparable.
Bajo su liderazgo, Madreamiga creció. Se amplió el obrador, se organizaron envíos a toda la península, se implantó un sistema ERP para garantizar calidad incluso a gran escala. El pan seguía siendo el mismo. Pero ahora llegaba a miles de personas. Ichi convirtió la marca en algo reconocible, cálido y moderno.
Madre de cuatro hijos, combina la dura maternidad con el éxito de Madreamiga
Mientras ella construía Madreamiga, su marido, Hugo Rodríguez de Prada, levantaba Grosso Napoletano, la cadena de pizzerías que hoy factura 40 millones de euros y es un éxito arrollador. Ichi no figura como fundadora, pero sí como parte del universo empresarial que la rodea: invierte, aconseja y aplica todo lo aprendido en restauración a su propio proyecto panadero.
Esta doble experiencia ha hecho que Madreamiga y Grosso compartan algo más que familia. Comparten método, gusto por lo auténtico y obsesión por el producto. Y, sobre todo, comparten una forma de trabajar donde la cercanía importa tanto como la técnica.
Hoy, Ichi Aragón es empresaria, creadora, panadera por vocación adoptada y comunicadora nata. Habla con naturalidad de sus cuatro hijos, de la maternidad y de una vida llena de cambios inesperados. Pero si hay algo que la define es su convicción: el pan bien hecho emociona. Y ella quiere que llegue a todo el mundo.