Agnès Marquès presenta La gent normal, el programa de TV3 donde varias personas hablan de un hecho de su vida que se aleja de los cánones habituales, de lo "normal".

Este martes el programa ha batido su récord de la temporada (8,4% de share y 195.000 espectadores), hablando sobre las maneras de vivir el amor, donde la pareja y el sexo han estado muy presentes.

En la mesa, cuatro personas, cada una representando distintas formas de amor.

El poliamor

Una de las formas de amar que más contrasta con lo "socialmente aceptado" es el poliamor. Irune Quevedo tiene un marido y tres hijos, pero eso no le impide tener otras parejas. De hecho, ella tiene una, y su marido otra. Y los cuatro, junto a sus hijos, se reúnen normalmente. "Tenemos muy buena relación", explica, y es que Quevedo define el poliamor como la "capacidad de tener varias relaciones al mismo tiempo, de manera ética y consensuada con el conocimiento de todos los implicados". No es sólo sexo, sino que "también hay emociones, vacaciones y vivencias".

Los 'swingers'

Entre las nuevas formas de amor, también se encuentran los swingers, es decir, las personas que hacen intercambios de pareja. Jordi Montañés ha sido su máximo exponente, en un programa donde también ha aparecido su mujer, Imma Tomàs. Ambos, con hijos adolescentes, aseguran amarse, y a pesar de tener relaciones extra-matrimoniales -que presencian mutuamente- dicen que "el mejor sexo lo tienes en casa".

Solteros por vocación

De su lado, la escritora Llucia Ramis se ha erigido como la "soltera por vocación". "No quiero a un hombre definitivo, quiero ir cambiando", hecho que, asegura, choca con la mentalidad de mucha gente. "A los que no queremos pareja estable nos ven como inmaduros", sentencia.

El amor de toda la vida

Cerrando la mesa, el actor Lluís Marco, como máximo exponente de la pareja convencional. Más de 40 años con su mujer, y confiesa seguir enamorado, a pesar de haber pasado crisis e incluso separaciones.

En La gent normal también ha intervenido el sexólogo Ignasi Puig Rodas, que ha defendido que la pareja es como un "taburete de tres patas": convivencia, afinidad intelectual y sexo. Si alguna de estas falla estrepitosamente, no será fácil que la pareja pueda sobrevivir.