Este fin de semana hemos estado de doble celebración culé. Por una parte, el Barça masculino de Hansi Flick ofrecía los tres títulos conseguidos este año a la afición que fue al Estadio Olímpico este domingo, después del partido intrascendente contra el Villarreal, una vez el equipo ya se proclamó campeón de Liga después de la victoria en el campo del Espanyol. Una celebración donde no hubo parlamentos, simplemente, iban saliendo los jugadores al césped, foto de familia y vuelta al ruedo ofreciendo los trofeos y disfrutando del momento con sus parejas e hijos. Una celebración mucho más tranquila después de la locura que se vivió en las calles de Barcelona el pasado viernes con el desfile multitudinario, que regaló imágenes como la de Íñigo Martínez ondeando una estelada desde el autocar.

De la otra, otra celebración del Barça femenino en el estadio Johan Cruyff por parte del Barça femenino, después de la victoria por 6 a 0 en el último partido de Liga contra el Athletic Club. Celebración, pero con un objetivo, porque a pesar del grandioso éxito de haber vuelto a ganar la Liga por sexta vez consecutiva, las jugadoras de Pere Romeu tienen entre ceja y ceja redondear la temporada con otro título. Y es que el sábado tienen una nueva final de Champions, en Lisboa, y las Alexia, Aitana, Fridolina y compañía tienen muy claro que ganarla nuevamente sería la guinda a una temporada perfecta para el mejor equipo del mundo.

Por el Barça, que le ha sacado ocho puntos de diferencia al Real Madrid, marcaron Aitana Bonmatí, dos de Ewa Pajor, dos de Clàudia Pina y uno de Brugts. El equipo volvió a no encajar ningún gol, bajo palos, la mejor portera del mundo, la mallorquina Cata Coll. De ahí que le sea difícil a su sustituta, la británica Ellie Roebuck, disponer de minutos. Pero ella, feliz de estar en Barcelona, en el Barça y formar parte de este equipo único que está maravillando al mundo. "Empieza un nuevo viaje", dijo al aterrizar en el Barça.

La portera blaugrana es feliz en el terreno profesional, pero también en el personal. Porque aparte de sentirse orgullosísima de su familia, siempre a su lado, también está siempre su chico, el guapísimo atleta británico Alex Botterill. La pareja enamora, compartiendo cafés románticos, alimentos con formas de corazón, mostrando anillos preciosos regalados, paseando arriba y abajo, haciendo posturitas en el ascensor, yendo a restaurantes y haciendo aplaudir con las orejas a sus fans. Por ejemplo, cuando Ellie ha hecho algún comentario en redes y su novio Alex ha dejado constancia de que serán "sidekick always", compañeros para siempre.

Ellie y Alex, maravillosos.