Existe la creencia popular de que existe una "prensa seria" y otra "frívola". Una línea, cada vez más estrecha, que separa el rigor del sensacionalismo, la objetividad periodística de los panfletos. Una discusión tan antigua como el propio oficio y que ha servido durante mucho tiempo para considerar que hay periodismo "de primera" y "de segunda". Hay ejemplos claros de lo que hasta hace un tiempo era sinónimo de verosimilitud, de juicio y de calidad. Uno de ellos, el diario El País. Pero la realidad nos está enseñando día tras día que quedan muy pocas verdades absolutas, y todavía menos tratándose de medios de comunicación. Es lo que le ha pasado al diario del Grupo Prisa, que se pasó de ocurrente y gracioso al informar sobre el infarto de miocardio que sufrió el portero del Oporto y exmadridista Iker Casillas: "De parada en parada"

titular casillas el pais @giraautaoficial

@alfreyes14

Iker Casillas hospital @ikercasillas

@ikercasillas

Uno de los que se hicieron eco del patinazo del diario fue el político de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, que no es precisamente el espejo donde se reflejan las clases más tolerantes del estado: "¿De verdad que el País ha titulado así?" El titular es de mal gusto, cierto, pero Girauta es un experto al aplicar la ley del embudo... y en envalentonar a sus seguidores con el fin de que le apoyen en sus denuncias: "Vergüenza", "periodistas de medio pelo", "basura" o "merece un despido". Incluso, hay quien encuentra una conspiración indepe.

El revuelo causado por el desafortunado encabezamiento obligó al diario a cambiar horas después al mencionado titular por uno más informativo, en consonancia con lo que se supone a un "medio serio". Pero el mal ya estaba hecho, y medios (tan dudosos) como Ok Diario se vanagloriaron de haber sido los artífices de la corrección.

Por una vez, sí, tenían razón, el titular era desafortunado. Pero atribuirse la rectitud moral y periodística es un arma muy peligrosa, que en un abrir y cerra de ojos se te gira en contra. Y la hemeroteca del diario de Eduardo Inda no es precisamente para ir sacando pecho por la vida.