Se habla muy poco sobre él, pero cuando salta a la primera línea, siempre da juego. El poderoso duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, de 75 años, es la antítesis de su difunta madre en términos de exposición pública y de participación en salsas. No era difícil, porque Cayetana era un espectáculo viviente, dando guerra hasta el último día. 88 años bien exprimidos. Tampoco se parece a su hermano Cayetano Martínez de Irujo, con una biografía llena de chismorreo y escándalos, ni siquiera a Eugenia. Tiene otro estilo y no proyecta esta idea de joy of life, ni mucho menos. Es gris, anodino. Quiere pasar lo más desapercibido posible, que su mundo de alta aristocracia no se mezcle en demasía con las cosas de la plebe. Toros, alguna boda con paseíllo y travesías náuticas, como es el caso que nos ocupa.

El puente de mayo ha vaciado Madrid estos días, y los VIPS no han sido una excepción. Destinos como Marbella han sido un no parar de caras famosas. La enorme mayoría, mucho más popular que el duque de Alba, aunque en términos de poder no jueguen en la misma liga. Diríamos que es más fácil que la gente gire el cuello para mirar a su hijo, un guaperas como Carlos Jr., de 30 años, que al hombre de aspecto irrelevante que le acompaña. No era demasiado apetecible, pero claro: es un noble Champions League. Ni que sea curiosearlo como pasatiempo, es una buena captura. Eso lo tenían claro los paparazzis que han hecho guardia en la localidad malagueña, y han tenido recompensa.

Carlos Fitz James Stuart y su hijo Carlos GTRES
Carlos Fitz-James Stuart y su hijo Carlos / GTRES

Las imágenes a bordo de una embarcación de nombre "vulgar", 'Zapatilla', tienen alguna cosa humillante. No hacían falta. El hombre volvía de una excursión marinera pilotando la nave, al lado de su hijo cuadrado, con pelazo y gafas de sol perpetuas. El chico parecía algo aburrido, la verdad, no era la viva expresión de la felicidad. Pero claro, después ves cómo es el padre y todo se explica. La cuestión es que el patriarca tenía calor durante la excursión, o que se trata de un ritual personal legendario, pero le gusta hacer de capitán a medio vestir... o medio desnudo. Con la brisa del Mediterráneo abrazando su cuerpo. Bueno, tampoco piensen cosas raras: queremos decir que hace topless. Masculino, pero topless. Ni camisa ni camiseta, a pelo. 

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El duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, con su hijo Carlos / GTRES

Al llegar a puerto, Cayetano tuvo motivos para tener uno de aquellos ramalazos de furia pasivo-agresiva que vimos hace algunas semanas en la boda de un primo de Tamara Falcó. O sabía que había fotógrafos allí colocados, o sencillamente quería recuperar su modo decoroso y vestido para tocar tierra en el club náutico. Se vestía a toda prisa, pero los dedos de los reporteros eran más rápidos que él, cazándolo en plena operación. Las fotos son lo que son: una jugada sucia contra el duque. Por una vez que se suelta, le estropean la fiesta. Pobre, ni surcando los mares lo dejan tranquilo.

Carlos Fitz James Stuart y su hijo GTRES
Carlos Fitz-James Stuart y su hijo / GTRES