Este fin de semana ha sido tenso en el triángulo más famoso del momento: el que forman Shakira, Gerard Piqué y la tercera en discordia, Clara Chía. La novia del ex futbolista tenía que encontrarse con su enemiga número 1 durante la fiesta de cumpleaños de Sasha, el pequeño de los Piqué Mebarak. Como la fiesta se celebraba en el piso de Gerard y no en la mansión de la colombiana, el veto a la joven de 24 años no tenía efecto. Se ha producido, sin embargo, una situación muy extraña teniendo en cuenta el torrente de informaciones que se genera en torno a estos protagonistas: no tenemos imágenes, ni crónicas, ni filtraciones de lo que ha pasado en la celebración. Silencio en redes. Solo hemos visto unas pocas instantáneas del padre recogiendo a los críos en su coche, o las de los abuelos Montserrat Bernabeu y Joan Piqué llegando a la fiesta en su vehículo. Nada más. Sorprendente.

Esta desaparición en redes sociales y otros universos informativos podría tener un motivo de peso. Podría responder a una tregua, cosa que sería bastante saludable para la estabilidad y tranquilidad de las partes enfrentadas. ¿Pero cómo se habría llegado al alto el fuego? Esta es la madre del cordero de la cuestión. Si ha sido por un ramalazo de lucidez y serenidad, perfecto. Pero una nueva noticia, una bomba para ser más exactos, dibujaría otro panorama. Uno oscuro, preocupante, con todas las alarmas encendidas. Un silencio forzado por una situación extrema, con uno de los protas en el hospital. Y esta es Clara Chía.

Piqué coche cumpleaños Sasha Europa Press
Gerard Piqué, serio, antes de recoger a los niños en casa de Shakira / Europa Press
Montserrat Beranbeu y Joan Piqué padres de Gerard Piqué GTRES
Montserrat Beranbeu y Joan Piqué, padres de Piqué, llegando a la fiesta de cumpleaños de Sasha / GTRES

Clara Chía atendida en un hospital de Barcelona, ha colapsado

Las periodistas Laura Fa y Lorena Vázquez, las Mamarazzis, ponen el culebrón patas arriba. La joven Chía ha sido atendida en un hospital de Barcelona, el Quirónsalud, porque sencillamente ha petado. No puede más con la presión de haberse convertido en un personaje vilipendiado por media humanidad. Desde que saliera su nombre y su imagen a la luz los comentarios, los insultos, los rumores y las indirectas no han cesado. Tampoco las directas, las bofetadas sin esconderse: por ejemplo las de Shakira en la 'Session #53' con Bizarrap. Eso disparó su popularidad, pero en el sentido menos deseable del término. Ahora la reconocen por la calle, le cantan las estrofas más hirientes, la aprietan en redes. Cuando empezó su historia con el central sabía que no sería un camino de rosas, pero de aquí al infierno que está sufriendo hay una distancia notable. Y ha caído. Se siente acosada, basta.

Shakira Session #53 Bizarrap Youtube
Shakira en la Session #53 con Bizarrap / Youtube

Laura Fa y Lorena Vázquez alarman por la situación de la pareja de Gerard Piqué y enemiga número 1 de Shakira

La exclusiva asegura que ha sufrido un ataque de ansiedad y que ha necesitado de tratamiento médico para superar la crisis. Según las autoras de la información, el nivel de angustia de Clara ha ido en aumento durante las últimas semanas. Piqué, consciente de las dificultades, habría publicado la primera foto oficial de la pareja como gesto de distensión y apoyo a Chía. Después se marcharon a la Cerdanya, el refugio donde encuentran paz y se alejan del ruido. Explican que al día siguiente tenían planes en Barcelona, con entradas para el concierto de Oques Grasses. Pero sus localidades quedaron vacías, quizás debido a un incidente que obligó a cambiar de planes. La visita al hospital, por ejemplo. Lo que es seguro es que este viernes por la tarde la pareja salió de compras para preparar la fiesta de Sasha, hay fotos. Una visita a una farmacia ha desatado rumores de un posible embarazo, pero la exclusiva del ataque de ansiedad abre nuevas posibilidades. Sea como sea: la situación empieza a dejar de ser un juego. No es la primera vez que Clara sucumbe a la presión. Ojalá que pueda superarlo, claro.

Tensar la cuerda está muy bien. Pero hay que saber cuándo parar.