Rentrèe mediática de un VIP español 5 estrellas: Cayetano Martínez de Irujo. El hijo más tarambana de la difunta Cayetana de Alba, la estirpe aristocrática más famosa y poderosa, llevaba tiempo más o menos desaparecido. O cuando menos nadie le hacía demasiado caso. Ya le pasa. Cosa que sí ha conseguido, para satisfacción de la presentadora Sandra Barneda de Telecinco y para sorpresa generalizada, durante el programa 'La Última Noche' del pasado viernes noche. Un espacio que se arrastraba por en audiencias y que remontó con el tratamiento del escándalo Luis Rubiales. Cayetano, jinete y deportista, demostró un gran conocimiento del tema y una vehemencia implacable contra el presidente de la Federación española: "Psicópata y peligroso", le llamó. Nadie se esperaba esta salida, la verdad.
Tras poner a parir a Rubiales, el hombre puso rumbo a un destino veraniego que es el paraíso de los ricos y famosos patrios, Sotogrande, Cádiz. Lo hacía en compañía de su joven novia, Bárbara Mirján. El duque de Arjona tiene 60 años y un currículum amoroso notable. Estuvo a punto de liarse con la infanta Elena, pero huyó por piernas. No lo veía claro y prefirió ir por libre. Lo hizo, vaya que sí. Como aquella canción de reguetón tan popular, ha tenido "muchas noviaaaas". Ahora bien, esta le está durando. Con Bárbara hay futuro. O eso parece. Llevan 7 años de relación, la empezaron cuando ella era estudiante de comunicación y tenía 20. Como dos tortolitos pijos han paseado por la localidad andaluza, y hemos encontrado una sorpresa. Un cuadro, de hecho.
Cayetano Martínez de Irujo, un cuadro con su novia
Un señor, artista para más señas, se acercaba a la pareja (trío, en realidad, ya que les acompañaba un perro) y le enseñaba una obra de arte que, nos aventuramos, había creado con sus propias manos y se la quería colocar a Cayetano. No sabemos si gratis o a cambio de unos dineritos, pero vaya, ellos sabrán. El VIP mira con cierto desdén, mientras Bárbara es más simpática. Hay final feliz: la pareja acaba con la lámina en sus manos. Pero no, nuestra estupefacción no es por este cuadro en concreto, una especie de Picasso torero: lo que estremece es el cuadro que es, él enterito, el hijo de Cayetana. Está todo mal. Analizamos un outfit del que, eso sí, estará orgulloso Jaime Marichalar, otro pintas de la nobleza.
Toalla y mocasines, todo mal
Empezamos por la camiseta retro que luce Martínez de Irujo, que no es lo peor de todo el look, ni mucho menos. Un modelo deportivo con unas finas anillas olímpicas estampadas, muy gastado, viejuno, parece tener décadas de vida. Seguimos por la cosa más chillona, una especie de pareo-toalla azul cielo con colgantes, cubriéndolo de cintura abajo. Parece que acaba de salir de la ducha, la playa o la piscina, en cualquier caso sin traje de baño, ni pantalones ni calzoncillos. Cosa que, viendo sus manos, con las llaves en una y una botellita de aceite de oliva en la otra, sería plausible. Pero no. Y acabamos con el remate final, la muerte estilística total, peor que las chancletas con calcetines de Pablo Urdangarin: los mocasines de piel marrón. Batiburrillo man. No hay por dónde cogerlo.
Comprobado: no siempre el dinero compra la clase ni la elegancia.