La gota malaya de la catalanofobia no se detiene. El (desgraciadamente) penúltimo episodio se ha vivido en les Illes, donde un equipo del Desmatins de IB3 ha sido insultado mientras hacían su trabajo en las calles de Palma. Lo ha explicado una de las víctimas de los ataques, el reportero Pere Sánchez, a través de sus redes sociales. Su indignación y hastío es comprensible: a nadie le gusta que de buena mañana te encuentres con un exaltado muy maleducado y te regale los oídos con "nazi, escoria catalanista". Eso es lo que le espeto un "conciudadano" con un toque de perdonavidas, pero de intolerancia suprema: "tú no, tu tele sí".

El periodista ha pasado un mal rato desagradable, y no entiende que sus vecinos ataquen la profesionalidad del ente público. Lo reivindica como abierto y plural, intentando hacer aquello se demanda a los medios: ser imparcial. Pero hablar en catalán ya es motivo de sospecha en la caverna, y los profesionales de la información son un blanco muy fácil y goloso. Sánchez y su cámara han recibido la solidaridad y el apoyo de muchos internautas, que saben que estas situaciones no son una excepción. También se han manifestado trabajadores de la cadena pública y espectadores que defienden su tele y a sus profesionales.

Pere Sanchez 2 IB3

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Pere Sánchez @peresanch

Pere Sánchez @peresanch

La moda no cambia: el odio anticatalán es tendencia primavera-verano 2020 en el mundo ultra. Igual que en otoño, en invierno y en el entretiempo del cambio climático. Somos escoria para ellos.