Estos días están siendo durísimos para todo el mundo. Especialmente para aquellos que tienen que lamentar la muerte de algún ser querido. Desgraciadamente, el virus está siendo especialmente cruel con los mayores. Nuestros abuelos. El país se está quedando huérfano de personas, pero también de sabiduría, de recuerdos, de legado. Miles de personas de edad avanzada están sucumbiendo a este coronavirus implacable, hasta ahora. Son días de llorar a abuelos. Pero también, de recordar todo aquello que nos han dejado. Como acaba de hacer Laura Rosel.
@laurarosel
La presentadora del Catalunya Nit de Catalunya Ràdio acaba de perder a su abuela. Y la carta de amor que le ha dedicado en la web de Joan Maria Pou, Fot-li Pou, es de las que difícilmente puedes leer sin que se te caiga una lágrima y sin pensar en tus yayos. Empieza por lo que caracteriza al 99,9% de las abuelas del país: el talento en la cocina. Cuántas estrellas Michelin escondidas hay entre los fogones de nuestras abuelas.
@laurarosel
En el caso de Rosel, recuerdos con aroma y sabor al "bacalao frito, las setas, los canelones, todas las variedades de potaje, las del caldo, los fideos o el arroz en paella. La bandeja de polvorones, la caja de bombones por estrenar, el frutero hasta arriba de manzanas, peras, naranjas, ciruelas e higos".
"Se ha muerto mi abuela y le recuerdo la comida. La bandeja de polvorones, la caja de bombones para estrenar, el frutero hasta encima de manzanas, peras, naranjas, ciruelas e higos."
— Fotlipou.com (@Fotlipouweb) April 7, 2020
����️ Artículo de @laura_rosel https://t.co/A4psf6bnF8
"La leche con Nesquik, que sólo era buena si la preparaba ella, porque en casa siempre hemos sido de Cola Cao. Como los flanes de sobre (el chino) con galleta Maria y una pizca de canela encima, en flaneras de plástico Tupper. Se ha muerto mi abuela y le recuerdo la comida". Sin olvidar detalles conmovedores como "los sugus del tarro de cristal encima de la mesa del comedor, sobre el mantel de hacer bonito de color blanco para no estropear la madera."
@laurarosel
La periodista emociona con el recuerdo de alguien muy querido, donde iba a comer cada domingo, y de quien, desgraciadamente, no ha heredado el talento culinario: "Soy el eslabón perdido de la buena cocina. Y eso que la cadena era de transmisión directa". Pero una abuela es mucho más. También para Rosel. Recuerdos como "el reproductor de cintas de cassette con función de grabar que utilizamos para jugar hasta que ya no iba ni adelante ni hacia atrás". Recuerdos como "Manolo Escobar... No le oí nunca tararear una sola estrofa, pero lo adoraba".
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Recuerdos como "la foto de Mónaco que colgaba de una pared del comedor, el estucado de las paredes, las batas sin mangas, a cuadros y de flores, el abanico cerca". Recuerdos materiales, de objetos que la remiten a ella. Y recuerdos de los que no se pueden tocar: "tampoco le había preguntado últimamente como estás, como te sientes, qué has hecho hoy. Siempre con prisas. Y ella contenta sólo de vernos desde el balcón. De hablar dos minutos por teléfono. Qué suerte tener alguien que siempre tenga ganas de verte. Que siempre se alegre cuando estás cerca. Que no espere nada de ti. Qué mal me sabe no habérselo devuelto, ni siquiera al final". Descanse en paz.