Pablo Casado y Albert Rivera están muy cerca, el uno del otro, con respecto al color político. La derecha española tiene dos personajes que a menudo se confunden por lo que dicen, especialmente si se trata de Catalunya y la unidad de España. Incluso se parecen físicamente. Pero con respecto al rictus de su cara, no pueden estar más alejados.

Pablo Casado Albert Rivera EFE

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Esta sea, posiblemente, la única imagen de los dos donde aparte de las facciones similares, adoptan también el mismo gesto. Ojos hacia el horizonte, boca de preocupación, mejillas en tensión y las mismas arrugas bajo la mirada. Pero normalmente, están a las antípodas con respecto a poner caras. Para el líder del PP, parece como si nada, ni la debacle en las generales, pueda alterar su rictus de sonrisa hipócrita permanente y encantado de haberse conocido. Al de Cs, en cambio, lo hemos visto a menudo con cara de irado, desencajado, excesivamente crispado y con aspecto de alguien a quien le están depilando los pelos del cuerpo uno a uno y con unas pinzas. Probablemente el ejemplo más fehaciente de eso lo encontramos cuando se reencontró con los presos políticos en el Congreso.

albert rivera jordi sanchez ACN

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Ahora, el programa Todo es mintiera de Risto Mejide, se ha fijado en otra de las caras grotescas del político naranja. Los habituales ojos desorbitados han hecho preguntarse al programa de las sobremesas de Cuatro qué le pasa a este personaje para tener permanentemente cara de vinagre o acabar de ver a un marciano en medio de la carretera. Y lo han hecho con sorna y mucha befa preguntándose si el motivo de su rictus es que no se encuentra bien o que está preocupado por algo: "¿Albert, qué té pasa? ¿Estás triste? ¿Enfadado? Cuéntanos":

Una chispa que ha encendido la imaginación de la red. Un bomboncito para que Twitter se inundara de posibles motivos, a cuál más sangrante, sobre la expresión airada de Rivera: