En los años ochenta, John McEnroe se erigió en un ícono del tenis mundial, pero no solo por sus habilidades en la cancha. Su temperamento agresivo, sus arrebatos contra los árbitros y su propensión a destrozar raquetas se convirtieron en un fenómeno cultural, inspirando desde caricaturas hasta campañas publicitarias. Sin embargo, en un giro sorprendente, el legendario tenista ha experimentado una metamorfosis que pocos podrían haber previsto.

En 2005, McEnroe revivió su faceta de enfant terrible para una campaña publicitaria para anunciar el modelo Altea de Seat, pero muchos se preguntaron por qué el hombre que había superado su reputación de iracundo querría recordarla. Debido a eso, McEnroe llegó a expresar la posibilidad de que "Tal vez no fui tan malo después de todo", mientras lamentaba que "aquellos que intentaban sacarme de la competición, tal vez deberían haber intentado ayudarme en lugar de colgarme en los años ochenta”. Aunque su crítica podría tener fundamento, es innegable que durante su carrera como tenista de élite, McEnroe no destacó por ser un modelo a seguir, ya sea como deportista, amigo o compañero sentimental.

Desde sus primeros días como tenista profesional, McEnroe exhibió signos de irascibilidad, como lo demuestra un incidente en un café de París en 1977. Allí, perdió los estribos con un camarero que lo había ignorado, desatando una rabieta que duró varios minutos y en la que repetía una y otra vez la única frase en francés que conocía: "Omelet du fromage". Pero su furia no se limitaba a la cancha; sus arrebatos alcanzaban a amigos, familiares y, en particular, a su entonces esposa, la actriz Tatum O’Neal. Su matrimonio estuvo marcado por acusaciones de violencia y abuso, aunque nunca se tradujeron en condenas legales.

El renacimiento de John McEnroe: una nueva vida después del tenis

El fin de la relación con O'Neal coincidió con la retirada de McEnroe del circuito profesional, lo que hizo que dejara de ser tan buscado por los paparazzi. Aunque no se puede establecer una relación directa de causa y efecto, es innegable que el comportamiento de McEnroe experimentó un cambio notable, especialmente debido a su nueva relación sentimental con Patty Smyth. A pesar de que al principio la cantante de la banda Scandal mostraba reticencia a comprometerse con el deportista, la pareja finalmente se casó en 1997, en una ceremonia íntima en Hawái. Su unión, a diferencia de la anterior, ha sido discreta y duradera, alejada de los focos mediáticos y las polémicas.

Un nuevo capítulo: McEnroe como modelo a seguir

Aunque se retiró del tenis profesional, John McEnroe sigue siendo una figura influyente en el mundo del deporte y más allá. Además de dirigir una escuela de tenis para niños, participa en eventos benéficos y ofrece comentarios deportivos para canales de televisión. También ha incursionado en la música y el arte, demostrando una faceta multifacética que va más allá de su carrera deportiva.

La vida de John McEnroe ha sido un viaje lleno de altibajos, pero su transformación personal y profesional lo ha llevado por un camino de crecimiento y evolución. Desde sus días como tenista rebelde hasta su papel como defensor del deporte y la cultura, McEnroe ha dejado una marca indeleble en el mundo, demostrando que incluso las figuras más controvertidas pueden encontrar redención y éxito en el camino.