A Jordi Basté lo escuchan 636 mil personas (último EGM diciembre 2022). Cada una de estas personas es diferente, con su transistor, radio en el coche, auriculares o en diferido. Es mucha gente. Es tanta gente como la que mira a Toni Cruanyes cada TN Vespre más o menos (ayer 29,8% y 662 mil espectadores en TV3). Dos popes de la comunicación, los dos más seguidos, populares y exitosos de Catalunya. Admirados y, lógicamente, envidiados, criticados y alguna vez odiados. A Cruanyes cuesta más que le aticen porque formalmente no editorializa, a pesar de que decidir de qué informa y de qué no va es ya un editorial. Pero Basté juega con fuego cada mañana, cinco horas y muy activo en redes. La combinación ideal para que algún hater enloquezca. Todo ha empezado cuando Basté ha hablado de la presunta corrupción de Laura Borràs. A un oyente no le parece que aquello de lo que se acusa a la presidenta sea corrupción:
Es sabido que la presidenta Borràs tiene seguidores en redes implacables, no ya contra los que la consideran culpable antes del juicio sino también contra los que hablan de "presunta corrupción". Borràs no se enriqueció pero con los contratos adjudicados a dedo la Institución que ella dirigía hizo que alguien se enriqueciera. A esta crítica a Basté se añade otra muy vieja: la de los antivacunas. Basté se ha enfrentado con uno de ellos que, aprovechando el hijo de insultos al locutor de RAC 1, se ha subido al carro: "¿Basté? Un hijo de la gran p*ta". Basté cae en la tentación, humana, de contestarlo y ponerlo en evidencia delante de sus 152 mil followers. Esta ha sido la "conversación" entre Basté y un ex oyente suyo:
El resumen es que un antivacunas insulta gravemente a Basté porque entrevistaba a médicos que pedían que la población se vacunara, un acto voluntario, recordémoslo. Le llama sicario, se supone que de las farmacéuticas pero podría ser de todos los gobiernos del mundo, le llama hijo de la gran puta, con iniciales que parece menos y le desea que un tribunal (imaginario) lo juzgue por entrevistar médicos pro-vacunas, que son casi todos. Y todo bajo un seudónimo. Basté podría haberlo dejado pasar pero se divierte poniendo al tuitero en su rincón: "Más nivel señor o señora, y coherencia, si soy un sicario no puedo bajarme los pantalones". Como dijo Mònica Terribas en una tertulia con Basté, ser un personaje público comporta recibir bofetadas. Pero lo mínimo exigible es que tengan cierto nivel.