La primera dama de Francia, Brigitte Macron, vuelve a acaparar titulares. A sus 72 años, su rostro exhibe una frescura que muchos considerarían propia de una actriz de Hollywood. Según estimaciones de expertos en medicina estética, la inversión detrás de esta imagen renovada podría rondar los 25.000 euros. Las cifras, claro, no son oficiales —el Palacio del Elíseo no comenta sobre bisturís—, pero las clínicas de mayor prestigio coinciden en que semejante perfección no se logra solo con genética.
Aquí no hay milagros, sino un meticuloso cóctel de pinchazos estratégicos, retoques quirúrgicos de precisión y tratamientos de alta tecnología. El resultado: una imagen calibrada al milímetro entre juventud y naturalidad que despierta tanta admiración como curiosidad. Y aunque ella nunca ha revelado detalles de su paso por la consulta del cirujano o el esteticista, la lista de posibles tratamientos que podría haber seguido parece tan exclusiva como las invitaciones a los actos oficiales que preside.
Los secretos estéticos de Brigitte Macron: lifting, bótox y piel perfecta
Los especialistas coinciden en que el encanto de Brigitte radica en la combinación de técnicas no invasivas con intervenciones quirúrgicas estratégicas. En la lista figuran clásicos como la toxina botulínica para suavizar arrugas sin congelar sus facciones, con un coste estimado entre 300 y 500 euros cada pocos meses. Junto a ello, los rellenos de ácido hialurónico aportarían volumen a pómulos y labios, manteniendo un aspecto juvenil sin distorsionar su expresión natural.
Pero no todo son agujas. La mirada, uno de los puntos más delicados a la hora de combatir el envejecimiento, podría haberse beneficiado de una blefaroplastia, cirugía que rejuvenece párpados y elimina las bolsas debajo de los ojos, valorada entre 3.000 y 5.000 euros. Y para quienes observan su perfil con lupa, la posibilidad de una rinoplastia finamente ejecutada no pasa desapercibida, con precios que en clínicas de renombre superan los 7.000 euros.
Tratamientos de élite: de la radiofrecuencia al diseño digital de sonrisa
Más allá de la cirugía, Brigitte podría haber apostado por tratamientos regenerativos como peelings químicos, láser fraccionado y luz pulsada intensa, capaces de borrar manchas y cerrar poros, con costes que oscilan entre 200 y 800 euros por sesión. En la misma línea, las terapias de bioestimulación con plasma ganarían protagonismo por su capacidad para devolver firmeza y luminosidad desde el interior de la piel.
El cuello, siempre traicionero al momento de delatar la edad, parece haberse beneficiado de técnicas avanzadas como HIFU o radiofrecuencia multipolar, protocolos que pueden superar los 1.000 euros y logran un óvalo facial firme y definido. Y, como broche final, no se puede olvidar el lifting cervicofacial, procedimiento que, cuando está bien realizado, como en su caso, consigue suavizar los signos del paso del tiempo manteniendo la identidad facial, con precios que alcanzan los 10.000 euros. Y la sonrisa, perfectamente alineada y blanqueada, apuntaría a tratamientos de ortodoncia invisible o carillas, con tarifas de hasta 4.000 euros en clínicas de lujo.
Hoy, la primera dama de Francia proyecta un modelo inusual: el de una mujer que, pasados los 70 años, no pide disculpas por su edad ni por invertir en sí misma. Brigitte Macron no solo se mantiene en la escena política como figura de influencia, sino que lo hace con una presencia física impecable que, más allá del bisturí, parece respaldada por una firme decisión: envejecer sí, pero bajo sus propias reglas.