Las calles de Woodstock, Vermont, han sido testigo de una escena que ya ha dado la vuelta al mundo: Ana de Armas y Tom Cruise paseando de la mano, sonrientes, relajados y visiblemente cómodos con la atención mediática que han generado. El tabloide TMZ fue el encargado de filtrar las imágenes que confirman lo que desde hace meses se venía especulando: entre el protagonista de Misión: Imposible y la estrella de Blonde hay más que una simple amistad.

Aunque esta sería la primera vez que los actores muestran gestos de afecto en público, los rumores de romance entre Tom Cruise y Ana de Armas no son nuevos. Desde una misteriosa cena de San Valentín en Londres hasta un crucero privado por las costas de Menorca, la pareja ha sido vista en situaciones que poco tienen que ver con colaboraciones profesionales. Sin embargo, no todo es color de rosa en este aparente cuento de hadas hollywoodense.

Tom Cruise podría estar siendo utilizado para impulsar la nueva película de Ana de Armas

 Una fuente anónima del círculo más cercano al actor ha soltado una bomba: “Ana lo está utilizando para volver a ser estrella en Hollywood”. Esta persona, cuya identidad se mantiene bajo reserva por seguridad, asegura que la cubana está aprovechando su cercanía con Cruise para acaparar titulares y darle un empujón mediático a Ballerina, el spin-off femenino del universo John Wick que protagoniza y que ha generado expectación, pero no precisamente por su argumento.

El entorno de Cruise está preocupado, y no es para menos. El actor, conocido por su meticuloso control de imagen y su historial sentimental con mujeres mucho más jóvenes, podría estar cayendo, según sus allegados, en una estrategia cuidadosamente diseñada por De Armas. El informante comenta que la actriz sabe que estar con Tom implica una presencia constante en los medios y que no es ingenua, sino que ha sabido jugar bien sus cartas. Los fans de ambos actores han dividido opiniones: mientras unos celebran esta nueva historia de amor, otros advierten que la diferencia de objetivos entre ambos es tan evidente como peligrosa. Ana busca visibilidad; Tom, aparentemente, busca estabilidad emocional tras años de relaciones fallidas y escándalos vinculados a su religión y a su entorno profesional.

Cronología de una relación bajo la lupa

Todo comenzó el pasado 14 de febrero, cuando el Daily Mail captó a los actores cenando en uno de los restaurantes más exclusivos de Londres. Luego, una escapada en yate por el Mediterráneo, una visita conjunta a un concierto de Oasis y, finalmente, el paseo de la mano en Vermont que terminó por encender todas las alarmas. A cada paso, las apariciones se vuelven más públicas, más visibles y, sobre todo, más comentadas.

Ni Ana ni Tom han hecho declaraciones al respecto, pero el silencio muchas veces dice más que las palabras. ¿Se trata de una estrategia publicitaria? ¿O estamos presenciando un auténtico flechazo entre dos estrellas en diferentes momentos de sus carreras? Mientras los medios internacionales continúan haciendo eco de la historia, en Hollywood ya se habla de esta relación como una maniobra tan brillante como peligrosa, que podría impulsar —o hundir— la reputación de ambos.