Tras conquistar el mundo con su música, Rosalía ha decidido mantener un punto de calma en su ciudad natal. Un ancla emocional. Un espacio propio. La artista ha elegido Barcelona, concretamente el distrito de Sant Martí, para instalar un refugio donde reencontrarse consigo misma. Un lugar lejos del ruido. Cerca de sus raíces.
La vivienda se ubica en el Poblenou, un barrio lleno de contrastes. Una mezcla vibrante. Calles con antiguas fábricas. Talleres artesanales. Cafés con historia. Y, a la vez, oficinas modernas, galerías minimalistas y estudios de artistas independientes. Un territorio creativo. Un escenario perfecto para alguien que combina lo urbano con lo íntimo. Lo experimental con lo tradicional. Igual que hace en su música, donde une vanguardia pop y sonoridades de su tierra.
Así sería la decoración de la nueva casa de Rosalía
Desde la Revista Interiores han querido imaginar. A partir de la personalidad y los gustos de la cantante, somo sería la decoración de esta nueva casa. Un domicilio que, según el portal, seguiría la misma línea de su música: una mezcla pensada. Un equilibrio buscado. Procede de una antigua nave industrial transformada en vivienda. Por eso conserva buena parte de su esencia original. Paredes de ladrillo visto. Vigas metálicas. Alguna irregularidad voluntaria. Y una gran altura que multiplica la sensación de espacio.
Con 117 m² de superficie, su interior respira amplitud. Pocos muebles. Mucha luz natural. Espacios conectados. Una estética sobria. Casi ascética. Muy coherente con la etapa artística que atraviesa la cantante, marcada por una búsqueda de serenidad.
Mezcla de estilos y culturas que se aleja de lo habitual
El estilo predominante es industrial, pero suavizado. Humanizado y lleno de calidez. La madera clara aparece por todas partes. En el suelo, en pequeños muebles o en detalles decorativos que aportan cercanía. Ese toque japonés y nórdico que define la filosofía japandi.
Las camas casi a ras de suelo, que Rosalía ha mostrado en alguna ocasión en sus redes, son un ejemplo perfecto de ese cruce de estilos. Minimalistas. Funcionales. Con energía tranquila. La iluminación también juega un papel central. La cantante recurre a lámparas de mesa para crear atmósferas suaves, íntimas, envolventes. Entre ellas destaca la famosa Nessino, un icono del diseño italiano de los años 60, combinada con lámparas de globo de cristal que aportan delicadeza.
En el salón imaginan piezas de autor. Un sofá de formas orgánicas, cómodo, pensado para largas conversaciones o momentos de descanso. Quizá incluso el modelo que la artista diseñó para su colaboración con Zara Home. Alrededor, ciertos objetos escultóricos, cerámicas hechas a mano y piezas que suman carácter sin saturar.
El dormitorio sigue la misma lógica. Una cama baja, sin cabecero, en madera clara. Paredes limpias. Mucha claridad. Una atmósfera casi monástica y equilibrada, donde cada elemento respira.
Y, como hilo conductor, las plantas. Muchas. Ficus, monstera, cactus, verdes resistentes que aportan vida, suavizan lo industrial y llenan la casa de un aire natural y fresco.