Son demasiadas las señales que le están indicando a Tamara Falcó que no se case. Desde que volvió con Íñigo Onieva, las penurias no han dejado de sucederse. El universo le está hablando. Pero ella prefiere no hacer caso.

Todo parecía ir como la seda en la pareja hasta que el pasado verano salieron a la luz las imágenes de Íñigo Onieva besándose con otra mujer. Ocurrió en el festival Burning Man, en Estados Unidos. Unas imágenes que echaban por tierra todo el cuento de hadas que se había construido alrededor de la pareja y que se pudo ver en la serie documental de Netflix.

Tamara Falcó da una segunda oportunidad a Íñigo Onieva

Tamara lo tuvo claro en un primer momento. Se acabó la relación. Y estuvieron algunas semanas separados. Pero como buena cristiana, Tamara le perdonó. Algunos dicen que fue por amor. Otros por conveniencia. Los segundos apelaron a motivos como el hecho de que Tamara quiere tener hijos y Onieva ha sido el único hombre que se ha mantenido siempre a su lado, o que necesitaba la boda con Íñigo para que la segunda parte de la serie documental tuviera éxito. És el gran reclamo.

Sea como sea, la pareja volvió y establecieron el próximo 8 de julio para contraer matrimonio. No obstante, en las últimas semanas se han sucedido una serie de hechos que indican que casarse podría no ser una buena opción. Que si problemas con el vestido, que si accidentes en el entorno de la pareja, que si el robo de las joyas…

Aunque lo que más repercusión ha tenido es la aparición de los audios de una nueva amante de Íñigo. Una Policía Nacional que asegura haber tenido una relación con el empresario entre marzo y abril del año pasado.

Pocos apuestan por el final feliz en la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva

“Lo hicimos dos veces en el baño de la discoteca. En el taxi le daba igual. Y en la casa de Tamara fue muy cariñoso. No era el típico que te sientes guarrilla, es muy majo”, aseguró la joven. “Es muy femenino, sabe escuchar, le dices algo y te entiende. Es como de tú a tú. No es muy ‘postureta’, es muy natural, nada creído, le da igual todo, añadía. “Yo no le preguntaba por Tamara, pero él me hablaba mucho de ella. Me dijo que no le ponía nada en la cama. Tampoco él en la cama era...”, añadía la presunta amante.

Unos audios que no hacen más que generar verguenza ajena entre los invitados a la boda, que como más de media España, considera que este es un matrimonio condenado a la ruina. Eso sí, en el aspecto amoroso. En el económico les va el millón de euros que varias fuentes aseguran que les pagará por la exclusiva una revista de papel cuché.