La situación de Belén Esteban no puede ser más alarmante: expulsada de Telecinco, ignorada en TVE y abiertamente rechazada por Antena 3, su futuro en televisión parece haber tocado fondo. La que durante años fuera considerada el alma de los realities y talk shows españoles, ahora sobrevive en la franja más ingrata de La 1. Desde este lunes, "La familia de la tele", el programa que comparte con María Patiño, ha sido desplazado a las 19:30, una hora que muchos catalogan como “zona de castigo” televisivo.
El cambio no es casual ni estratégico: responde al fracaso estrepitoso de audiencia, con cuotas que no superan el 6%. RTVE ha mantenido el espacio por una sola razón: un polémico compromiso contractual con la productora La Osa Producciones, liderada por Óscar Cornejo y Adrián Madrid, aliados históricos de Esteban. Sin embargo, fuentes internas de la cadena pública denuncian que este acuerdo es una "vergüenza nacional", y que incluso los propios informativos están presionando para acabar con el formato.

Antena 3 cierra sus puertas a Belén Esteban
Pero si en RTVE sobrevive con pinzas, en Antena 3 la respuesta ha sido tajante: no la quieren ni ver. La cadena de Atresmedia, que ha apostado por otro tipo de contenidos y rostros, ha descartado de plano integrar a Belén en su parrilla. Esto ha provocado una ola de indignación en la ex de Jesulín, quien ya no puede ocultar su enfado. De hecho, durante un reciente photocall de Lola Índigo, las cámaras de Socialité, programa de su antigua casa, Telecinco, bajaron el objetivo al verla llegar. El gesto fue interpretado como un veto silencioso, una muestra de desprecio absoluto.
“¿Hemos matado a alguien?”, se quejaba Belén, al borde de un ataque de nervios. “Qué injusto que os hayan prohibido grabarme a mí, os dimos 14 años de nuestra vida”, agregó. La reacción no tardó en viralizarse en redes sociales, donde recibió una mezcla de apoyo nostálgico y duras críticas. La mayoría de los comentarios coincidían en lo mismo: Belén Esteban ya no interesa. Y lo que es peor, no genera contenido, solo incomodidad.
Un imperio desmoronado: ni televisión, ni revistas, ni negocios
Las señales del ocaso eran evidentes. Sus productos estrella, como el gazpacho y las patatas fritas, han dejado de distribuirse por problemas de rentabilidad. Las colaboraciones en revistas del corazón son esporádicas, mal pagadas y, según fuentes del sector, casi regaladas para rellenar páginas. Ninguna cabecera importante la busca ya para portadas.

Diego Arrabal lo dijo sin filtros: “Belén Esteban ha muerto mediáticamente”. Y las cifras no mienten. El rechazo del público es masivo. La audiencia que antes la idolatraba hoy la percibe como una figura desgastada, altiva y sin autocrítica. Su imagen de barrio, que tanto conectó con la España de los 2000, hoy es vista como símbolo de un estilo televisivo agotado.
Sus arrebatos públicos, las quejas en redes y sus gritos han provocado más burla que empatía. Para muchos, simplemente está cosechando lo que sembró. El final está escrito. RTVE solo la mantiene viva por contrato, Antena 3 la ha vetado y Telecinco la ha borrado. Y como profetizó Arrabal: ese castillo de fama que construyó ya no se puede reconstruir. Se derrumbó. Y se derrumbó para siempre.