Miserable artículo el que los lectores del diario El Mundo pudieron leer el viernes, o más bien tendríamos que decir que sufrieron. Una retahíla de comentarios abyectos con tufo de rancio, de machirulo sudado rascándose el escroto con una mano mientras con la otra perpetraba un texto vomitivo. ¿El objeto del escrito (o la excusa, en este caso)? Melania Trump.

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Melania Trump (GTRES)

Ahora que la primera dama de los norteamericanos deja de serlo, el citado medio anunciaba que el escritor Juan Abreu  "glosa su belleza clásica como homenaje a una civilización empeñada en el suicidio estético". Pero la glosa está cargada de verborrea babosa del autor:  "Como echo de menos la Victoria de Samotracia si paso mucho tiempo sin verla, así echaré de menos a Melania cuando abandone la Casa Blanca. America es un reino y la Casa Blanca su castillo encantado. Y Melania, durante cuatro años, ha sido la reina en el trono del castillo encantado". La cosa no apunta maneras sólo leer como empieza. Pero después, el escritor desbarra de mala manera con frases como la que titula la pieza: "Melania Trump desnuda es como el firmamento goteando estrellas de semen".

melania y begoña gomez donald pedro

Pedro Sánchez, Donald Trump, Melania Trump y Begoña Gómez (Efe)

La cosa no mejora cuando compara la mujer de Donald Trump con otras primeras damas europeas, concretando en la española, Begoña Gómez. Dice que es un ejercicio cruel hacer la comparativa porque la mujer de Sánchez ("y esto es extensible a todas las vicepresidentas y ministras españolas""destaca por su presencia tosca y cartilaginosa y una ausencia total de elegancia, sensualidad y méritos estéticos". Para, acto seguido, escribir una frase repugnante: "Yo mismo, y estoy seguro de que muchos comparten mi sentir, preferiría tener comercio carnal con un dromedario a tenerlo con una de estas damas, por lo demás, muy respetables, eso sí". Quizás se piensa que por el hecho de poner eso de la respetabilidad, los lectores le darán la razón o las gracias. Lo que han hecho es destrozarlo, que es lo que se merece un texto como este. La más gráfica, la humorista madrileña Henar Álvarez:

No hay que añadir nada más.