La líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, ha dado ya el sí al exdiputado de CDC Xavier Cima. La ceremonia fue anoche en las bodegas Luis Pérez de Jerez, en medio de una gran expectación mediática y ante una buena parte de los dirigentes de la formación naranja. No estaba, sin embargo, el líder del partido, Albert Rivera, que no ha podido acudir por razones de agenda, según fuentes de la formación.

Los 220 invitados han empezar a llegar a la finca donde se celebraba la ceremonia pasadas las siete y media de la tarde. El novio ha llegado a las ocho en un coche oscuro acompañado de su madre. La novia, a las 8,40, en un Maserati blanco acompañada de su padre, Rufino Arrimadas. La boda la ha oficiado a las nueve en punto Carlos Pérez, concejal de Ciudadanos en el consistorio de Jérez de la Frontera.

La líder de Ciutadans ha agradecido la presencia de familiares y amigos a través de las redes y ha colgado la fotografía de la boda en instagram.

A los invitados, que se tenían que identificar en la entrada con el DNI, se les ha pedido que no hicieran fotografías. Eso no ha impedido que algunos de los asistentes colgaran imágenes de la celebración en las redes.

Con todo, la boda ha estado rodeada de contundentes medidas de seguridad, lo cual ha provocado las protestas del director del Diario de Jerez, Rafael Navas, a través de un tuit.

Eso no ha impedido que hayan trascendido detalles de la boda, como la firma de Pronovias en el vestido.

La boda se ha celebrado en Jerez porque allí nació Arrimadas el 3 de julio de 1981. Xavier Cima nació en Vic el 23 de diciembre de 1977, y fue teniente de alcalde y presidente comarcal de CDC en el Ripollès.

Arrimadas y Cima se conocieron hace tres años en el Parlament, mientras compartían el trabajo en una comisión. La diferencia ideológica no fue obstáculo para que los dos establecieran una amistad que fue creciendo, en plena irrupción del proceso independentista.

Sus respectivos partidos sabían que salían juntos y sus entornos no se escondían. Ninguna de las dos partes puso pegas. Pero a partir de aquel momento Ciutadans tuvo difícil usar el argumento de las familias rotas por el proceso soberanista.