Aristóteles será recordado siempre por sus aportes, reflexiones y pensamientos en occidente. Una de sus frases más populares es “la esperanza es el sueño del hombre despierto”. Estas palabras dieron pie a una forma de pensar sobre el futuro de las personas. El científico fue un discípulo de Platón a los 17 años en la Academia de Atenas, donde estuvo casi dos décadas hasta que aprendió más que el maestro y creó su propia escuela con su filosofía.
Es considerado una de las mentes más brillantes de la Antigua Grecia. De sus 200 obras se conservan 31. Cuando murió Platón, Aristóteles abandonó Atenas y huyó del sentimiento anti macedonio que existía en aquel momento para trasladarse a la ciudad de Aso (actual Turquía), que gobernaba su amigo Hermias.
Formó a Alejandro Magno en su adolescencia. Regresó a Atenas para fundar ‘El Liceo’, su primera escuela y una de las más representativas de Grecia. Cuando el conquistador muró, el filósofo se mudó a Calcis. Murió pasados los 60 años.
La filosofía de Aristóteles consistía en llegar a la felicidad a través de la realización de los sueños
El filósofo reflexionó sobre el sentir humano, la amistad y las motivaciones del futuro. Para él el verdadero soñador es aquella persona que se obstina en tazar los planos de una realidad aún inexistente enfrentando a la misma, y no quien se evade de la realidad.
Y es que es precisamente esa esperanza de los sueños la que nos anima a seguir luchando por las cosas y a seguir vivos, que haya una razón de ser y existir. Es el motor que nos impulsa y. Genera cambios importantes en nosotros mismos.
Toda su filosofía se basa en la búsqueda de la felicidad. Para él, la felicidad no es un acto momentáneo, sino una actividad que se construye con el ejercicio de la virtud y la razón. Con la esperanza podemos llegar hasta ese estado de felicidad. Él hace referencia siempre ha una esperanza consciente, no soñando. Es un sueño que uno tenga y quiera hacer realidad para encontrar la plena felicidad. Queremos algo y hacemos cualquier cosa por conseguirlo. Por este motivo, ese sueño siempre debe ser despierto y nunca dormido. Habla de la capacidad y determinación para alcanzar los propios sueños.
