Hablar de él es hablar de uno de los jugadores más inclasificables que han vestido la camiseta azulgrana. Un jugador que parecía bueno cuando lo fichamos y que después, no solo no se le recuerda ningún momento memorable jugando con el Barça, sino que más bien pasó con más pena que gloria. Un jugador que a medida que pasaban los días, iba creciendo, no su talento, sino su panza. Un futbolista que ya nos tendría que haber hecho pensar que no era una buena idea ficharlo cuando se quitó una bota, justamente en un partido contra el Barça, jugando con su ex equipo, el Atlético de Madrid, y se la lanzó al linier.

Hablamos del turco Arda Turan, un tipo que estaba como las maracas de Machín. Fichado al conjunto colchonero en el año 2015, jugó tres temporadas en el Barça, ganando cuatro títulos. El recuerdo, sin embargo, que dejó, no es, digamos, especialmente positivo, sino todo lo contrario... Y no hablamos solo por los aficionados culés.

Y es que tan o más fastidiado que los seguidores del Barça está el propietario de una mansión brutal de Esplugues de Llobregat valorada en 18 millones de euros. Un casoplón donde se instaló de alquiler el futbolista cuando aterrizó en Catalunya, cuando parecía que llegaba una estrella y que haría honor a su condición. De hecho, la llegada no hacía pensar en lo que después ocurriría, ya que tal como recuerda el arrendador, que lo recibió con los brazos abiertos antes de encontrarse con un infierno: "Termina de firmar el contrato y se pone a gritar como un loco: '¡Visca el Barça!, ¡Barça!, ¡Barça'!", recuerda... Pero la euforia pronto se desvaneció y dio paso al vandalismo, el caos más absoluto y destrozos por valor de 230.000 euros y diferentes cuotas de alquiler sin pagar.

Eso pasó en la época en la cual el futbolista vestía la camiseta azulgrana y vivía en Catalunya, pero ahora vuelve a estar de actualidad el litigio, aunque en un principio se resolvió a favor del propietario, porque la Audiencia de Barcelona ha devuelto el caso al punto inicial por defectos en la notificación del proceso. En una entrevista para El Periódico, la persona que le alquiló la mansión al turco recuerda detalles más propios de un degenerado que de un jugador ejemplar. La casa tiene siete dormitorios y nueve lavabos, una gran sala de más de 100 metros cuadrados, sala de cine insonorizada, piscina infinity con vistas a Barcelona y una habitación de golf virtual. ¿Y qué hizo Arda en este paraíso?: "Trozos de pared arrancados, muebles y electrodomésticos deteriorados, quemaduras de cigarrillo, incluso los muebles".

Hay más. Especialmente esperpéntico es lo que hacían Arda y sus amigos cuando veían partidos de fútbol: "tanto Arda Turan como sus amigos llegaron a tirar el mando de la televisión a la piscina después de cada gol. Un mando de mil euros. Y creo que llegó a tirar como diez o quince". Y no solo él, sino ex compañeros de vestuario que también aprovechaban la casa: "Otros futbolistas del club azulgrana organizaban fiestas salvajes en ausencia del turco. En una de ellas llegaron a arrancar las vías del techo para utilizar las cortinas del salón como columpio sexual”... Locura... y un pastizal que se tuvo que dejar el propietario para arreglarlo todo. Más de 16.500 euros para restaurar todas las puertas, 23.000 para dejar bien el jardín, 64.300 para la cocina o 24.500 para reparar la domótica y los sistemas electrónicos de la vivienda: “Te puedes imaginar que en una casa tan especial como esta reparar o sustituir cualquier cosa no es sencillo ni tampoco barato”. Si a eso añadimos acumulación de facturas de la luz, limpieza y más desperfectos, la cosa sube hasta los 84.000 euros... Arda Turan, genio y figura.