Hubo un tiempo en que la televisión española convertía en estrellas a quienes hoy serían personajes virales. En ese escenario surgió Paco Porras, un hombre que, con una berenjena en la mano y una mirada delirante, decía poder ver el futuro. Su fama no nació en un plató de informativos ni tras una carrera artística sólida, sino en el circo televisivo donde el esperpento tenía premio.
Todo empezó a mediados de los años 90, cuando programas como ‘Al ataque’ dieron cobijo a lo insólito. Allí, junto a figuras tan peculiares como Carlos Jesús, Porras comenzó a llamar la atención por su peculiar forma de practicar la adivinación con vegetales. Pronto, el fenómeno fue recogido por ‘Crónicas Marcianas’, el programa estrella de las madrugadas en Telecinco, con Xavier Sardà al frente y Javier Cárdenas pescando personajes “raros” que hacían subir la audiencia. Personajes que, en realidad, eran en su mayoría reciclados del programa ‘Força Barça’ emitido en TV2 para Cataluña entre el 90 y el 92, y posteriormente entre el 94 y el 97 en TV3.
El chiste eran Paco Porras, Yurena y compañía
Fue la edad dorada de lo absurdo mediático. En una misma noche podían convivir videntes, cantantes sin talento y frikis autoparódicos, como si todo formara parte de un gran chiste que el país compartía. Porras brilló en ese universo, formando parte de un trío mediático junto a Yurena y Leonardo Dantés. Llegó incluso a fingir un embarazo con Yurena para seguir saliendo en las revistas. El punto cumbre llegó cuando Paco Porras y muchos de ellos participaron en la película de Cárdenas FBI: Frikis buscan incordiar. Una cinta que en la que su vanidad les llevó a ser humillados delante de todo el mundo. No se leyeron las condiciones del contrato, solo vieron los ceros del cheque. Para muchos, en aquella cinta recibieron lo que merecían.
Pero como todo fenómeno fugaz, ese mundo se desmoronó. Cuando la televisión dejó de reírse con ellos para reírse de ellos, la caída fue brutal. En su caso, no hubo redes sociales que amortiguaran el golpe, ni contratos de nostalgia. Hubo silencio, olvido y, en algunos casos, pobreza.
Después de triunfar en 'Crónicas Marcianas' con Xavier Sardà acabó de okupa en un piso de Vallecas
Años después, reapareció en entrevistas donde contaba que había sido abandonado, humillado e incluso explotado sexualmente. Su intento de reinventarse vendiendo licores fracasó. Intentó volver a los medios a través de emisoras pequeñas, pero su nombre ya no generaba morbo, solo pena.

En 2020, fue señalado por supuestamente okupar una vivienda en Vallecas. Él lo negó, alegando que ayudaba a un amigo, pero la deuda de más de 3.000 euros era real. Vivía de las pocas consultas esotéricas que aún lograba vender, ahora con espejos en lugar de zanahorias, a cambio de 50 euros.
Su web desapareció. Sus redes quedaron congeladas en el pasado. En 2023, dijo estar dando clases de español en Marruecos, pero pronto regresó a los titulares con teorías sobre extraterrestres y disputas públicas con viejos conocidos del “mundillo”.
Netflix anunció una serie sobre aquel fenómeno televisivo, y el actor Carlos Areces encarnará su figura. Una ironía cruel: ahora que su vida ha dejado de importar, su imagen se convierte en ficción rentable.