El pasado 7 de junio, Hugo Janeiro, el hijo menor de Jesulín de Ubrique y María José Campanario, celebró su tercer cumpleaños rodeado de su núcleo más cercano. La fiesta, realizada en un exclusivo restaurante de Cádiz, contó con la presencia de familiares de ambas partes, desde Carmen Bazán, madre del torero, hasta los hermanos mayores del pequeño, Julia y Jesús Alejandro. No faltaron globos, una tarta temática, y un sinfín de regalos para el pequeño.
Pero lo que más llamó la atención no fue la decoración ni el menú gourmet: fue la ausencia absoluta de Andrea Janeiro, la primogénita del torero y de la televisiva Belén Esteban. Y más allá de estar ausente físicamente, fuentes cercanas al entorno familiar aseguran que Andrea jamás recibió invitación. La joven, que reside en Estados Unidos desde hace años, habría quedado totalmente fuera del radar de esta celebración. Un gesto que, para muchos, revela el grado de frialdad que reina entre padre e hija.
Una invitación que nunca llegó: ¿olvido o castigo emocional?
La polémica no tardó en incendiar las redes y redacciones del corazón. ¿Cómo es posible que la hermana mayor de Hugo haya sido completamente ignorada en una fecha tan significativa? Si bien algunos intentaron justificar la situación alegando la distancia geográfica —Andrea vive en el extranjero por motivos laborales—, las declaraciones de fuentes cercanas desmienten cualquier excusa diplomática. Andrea no fue invitada, punto.
Y lo que duele no es solo la omisión, sino el patrón. No es la primera vez que Andrea Janeiro queda excluida de los eventos familiares que organiza su padre. Ya ocurrió en anteriores celebraciones, bautizos y hasta en reuniones navideñas. Lo que comenzó como una relación tensa entre padres separados, ha terminado por convertirse en una brecha emocional que parece imposible de cerrar.
El muro invisible entre Jesulín y su hija Andrea
Desde que Andrea decidió alejarse del foco mediático —a diferencia de su madre— y establecerse fuera de España, los esfuerzos por mantener contacto con su familia paterna han sido escasos y unilaterales. Según personas del entorno de la joven, ha intentado en diversas ocasiones retomar el vínculo, especialmente desde el nacimiento de Hugo, a quien le tiene un profundo cariño. Fue una de las primeras en conocerlo tras su nacimiento, aunque ese acercamiento habría sido más mérito de María José Campanario que del propio Jesulín.
La realidad, sin embargo, parece que ha empeorado con el paso del tiempo. Andrea intenta mantener contacto con su hermano menor mediante llamadas o mensajes, pero la falta de reciprocidad le impide construir una relación sólida. La celebración del tercer cumpleaños de Hugo, sin rastro de Andrea, ha sido un duro golpe emocional para la joven, que vuelve a sentirse rechazada por parte de su propio padre.
Desde hace años, no hay constancia de que Jesulín haya visitado a su hija en Estados Unidos. Ni siquiera durante las escapadas que Andrea ha hecho a España en fechas señaladas, como las pasadas Navidades. A pesar de su voluntad de acercarse, los desaires se acumulan, y el último, el del cumpleaños de Hugo, ha dejado claro que la distancia no es solo física, sino profundamente emocional.