Resistir la semana de la exclusiva de Ana Rosa con Puigdemont tenía una ventaja. Si curioseando el móvil de Comín AR proclamaba "el procés ha muerto", ya no volvería a hablar de él. Pero Ana Rosa cree que hablar de muertos gusta a la audiencia. O quizás es que "este muerto está muy vivo". Se esperaba como agua de mayo saber cómo la periodista arrancaría El programa de AR sobre Cataluña y no ha decepcionado nadie: insultando a Puigdemont.

El vídeo sobre la vida del president en Bélgica tiene frases como "Su último lujo", "vividor y malcriado", "cono un tren de vida del que no bajará", "champán, ostras, todo muy lejos de una vida modesta, inevitable compararlo cono la vida de Junqueras entre rejas"... Ana Rosa en la tertulia política ha remachado el clavo "Puigdemont queda como un juguete roto". O como un president reelegido, quien sabe. Si Susanna Griso tiene a su Albert Castillón, Ana Rosa tiene a su Joaquín Prat. Le ha dejado el trabajo sucio de mostrar fotomontajes de Puigdemont cocinando patatas fritas aceitosas para ganarse la vida.

Antes ha entrevistado a un señor encapuchado de espaldas que decía ser un mosso "que no se siente identificado con el uniforme" y por eso se viste como un camello y critica al cuerpo sin dar la cara. Y después Prat ha mostrado cuatro fotomontajes de trabajos alternativos a presidir a la Generalitat:

puigdemont prado Telecinco

Telecinco

Puigdemont de periodista cubriendo cumbres europeas y preguntando a Rajoy, de político en la derecha flamenca, de guardabosque "como el del Oso Yogui", o de vendedor de frites, las patatas fritas belgas. Sostienen que estas eran las propuestas de una "revista satírica belga". No hay que ir tan lejos. La revista satírica por excelencia en España es El Jueves y también enseñan trabajos alternativos de famosos:

El fotomontaje de Ana Rosa Quintana como un buitre no lo veremos en El programa de AR. Joaquín Prat es un travieso y muy de la broma pero le gusta más su sueldo.