Amancio Ortega, fundador de Inditex, ha sabido combinar riqueza con discreción. A sus 88 años, el empresario más famoso de España prefiere la tranquilidad a la ostentación. Su hogar habitual es un elegante dúplex en La Coruña, con unas vistas que quitan el aliento: el mar gallego se extiende frente a él, mientras la ciudad respira historia a su alrededor.
El dúplex se ubica cerca de la playa de Orzán, en un barrio cargado de tradición y vida. La rúa Real y sus galerías centenarias aportan carácter a la zona. Iglesias románicas, plazas con encanto y calles amplias rodean la vivienda. La Ciudad Vieja es un lugar donde el pasado y la modernidad conviven en perfecta armonía. Para Ortega, es el entorno ideal: cerca de la oficina central de Inditex, pero apartado del ruido mediático.

Amancio Ortega prefiere la tranquilidad a la ostentación
Aunque su nombre figura entre los más ricos del planeta, Amancio vive con sencillez. Su día a día transcurre entre paseos por la ciudad y momentos en el puerto, que contempla desde su hogar. Quien lo vea caminando por la plaza de María Pita o descansando junto al castillo de San Antón, apenas sospecharía que se trata del fundador de uno de los imperios textiles más grandes del mundo.
Además de este dúplex, Ortega posee el pazo de Drozo, un lugar cargado de recuerdos familiares. Allí se celebró su boda y también la de su hija Marta Ortega, actual presidenta de Zara. Sin embargo, su vida en La Coruña es más que eventos: se trata de comodidad, privacidad y conexión con sus raíces gallegas.
El barrio donde vive es muy cotizado. Los pisos superan los 700.000 euros y los edificios destacan por sus galerías, que reflejan la arquitectura típica de la ciudad. Restaurantes, bares y tiendas se mezclan con parques y plazas históricas. Es un lugar que ofrece ocio y cultura sin sacrificar la tranquilidad.
Para Amancio Ortega, el lujo está en la tranquilidad y unas buenas vistas
Ortega también es dueño de un impresionante patrimonio inmobiliario global. A través de Pontegadea, posee edificios en Madrid, Londres, Manhattan y Dublín, entre otros. Sin embargo, ni el jet privado ni el yate de lujo parecen cambiar su preferencia por la vida sencilla y discreta de La Coruña.

En su dúplex, todo está pensado para la armonía. Grandes ventanales permiten que la luz del mar inunde los interiores. La sensación es de amplitud y serenidad. No hay excesos, solo confort y elegancia discreta.
Mientras su hija Marta Ortega conquista Madrid con sus propios proyectos, Amancio disfruta del mar, de la historia y del barrio que lo vio crecer como empresario. Su vida demuestra que el verdadero lujo no está solo en la riqueza, sino en vivir rodeado de belleza, tranquilidad y vistas inigualables al mar gallego.