Los que ya les seguíamos a través de YouTube o las redes estamos de enhorabuena. Porque Ignasi Taltavull y Tomàs Fuentes ahora regalan a sus fans su magnífica La Ruina a través de TVE, en La 2. El programa donde los dos humoristas, solo sentados en una mesa encima de un escenario, ante el público, hacen partirse de risa con sus comentarios, su ingenio y las historias que allí se explican. Un programa que se basa, como su nombre indica, en aquellas situaciones y experiencias ruinosas, peculiares y sorprendentes que tanto a ellos, como a los invitados, como los espectadores de la sala les han pasado alguna vez. Un programa donde, por ejemplo, hace tiempo, el maravilloso Marc Giró reveló una violentísima situación, explicando que una vez, cuando subió al ascensor de un hotel, se tiró un pedo, y justo después, en otra planta, se abrieron las puertas y ¿quién entró?... Ni más ni menos que la reina Letizia, justo cuando la combustión estomacal del genial presentador catalán, con todos sus olores, estaba siendo liberada y ocupaba el reducido espacio del ascensor.
Esta semana, quien se ha sentado al lado de los dos presentadores ha sido Albert Om, que solo empezar, ha confesado una situación surrealista sensacional, explicando qué pasó un día que salió de fiesta por el centro de Barcelona, concretamente, por la Plaza Real. Después de visitar todos los locales de copas y música más conocidos de la zona, él y sus acompañantes decidieron hacer retirada y para casa.
Andaban hacia arriba para hacer bajar la noche, cuando de repente, se le acercó una chica: "Tres de la madrugada, salimos de la Plaza Real, calle Ferran con la Rambla. Se me acerca una chica muy simpática, me sonríe, se me acerca, me empieza a tocar y me dice... ¿Te la chupo?... No contaba yo con eso, en aquel momento", dice socarrón el locutor de RAC1. Declinó la oferta. Él y un amigo. Pasa un minuto. Piensan en coger un taxi para ir a dormir a casa, "y eso que te tocas el bolsillo... el móvil... ¡¡¡Me ha robado el móvil!! Quizás no era tan simpática...". Fueron a la comisaría de la calle Nou de la Rambla a presentar la denuncia, estuvieron media hora, y al salir él dijo: "Volvamos allí, porque yo me he quedado con la cara de aquella chica tan simpática. ¡Volvemos hacia la Rambla y digo 'hostia, es aquella'!".
La había vuelto a encontrar. Empezó a correr como un loco: "¡¡Tú me has robado el móvil!! ¡Corriendo por la Rambla 300 metros, yo persiguiéndola, ir chillando, la gente que se iba girando, 'Hòstia! ¡Albert Om! ¿Qué le ha pasado?', hasta que conseguí cogerla". ¿Qué pasó entonces?: "Rodamos los dos por el suelo allí en la Rambla, acabamos en el suelo, vienen tres guardias urbanos: '¿Qué ha pasado aquí?'. Él les explica el robo del móvil media hora antes. Respuesta: "Ya no lo tiene, este móvil ya no existe, olvídese". Entramos en la comisaría. No tenía el móvil. "Me dijeron: presente denuncia, vayamos a juicio. Me dijeron que al día siguiente fuera a otra comisaría a dar el número IMEI del móvil, una especie de identificador, de DNI de los móviles. Y aquí llega el momento más surrealista que yo he vivido en una comisaría". ¿Cuál? Atención.
El día siguiente, obediente, va a una tercera comisaría y un mosso le pide que le describa a la chica. Y él responde: "Era una chica de complexión fuerte, joven, debía tener unos 20 o 25 años, piel negra y era prostituta... Y el mosso me dice: '¿Usted cómo lo sabe, que era prostituta?'. Y digo: 'Hombre, ya se lo he dicho: me dijo '¿Te la chupo?'... Quiero decir, era la primera vez que me lo decían en la calle Ferran", dice irónico. ¿Qué le dijo entonces el Mosso d'Esquadra?: "Pero a ver, le dijo '¿Te la chupo?' o '¿Te la chupo por 20 euros?'... Porque usted está deduciendo que era prostituta, pero usted no lo sabe"... Taltavull y Fuentes se abonan, imitando al mosso: "Usted tiene que tener la autoestima alta, es usted muy guapo". Y Om: Me da la copia de la denuncia, todo escrito en letra minúscula y pequeña, menos tres palabras en mayúscula. ¿Cuáles?: 'TÉ LA CHUPO'". ¿La guinda del pastel?: "La cosa acaba con una declaración, la segunda, esta telefónica, que hice ante mi madre. Ella me escuchaba, un silencio... y lo único que supo decir fue: 'A ver, niño, ¿se puede saber qué hacías, con 47 años a las 3 de la mañana en la Rambla?'. Como queriendo decir 'Ya te está bien empleado'". Sensacional.