En casa somos muy de Albert Om. Y todavía más, somos muy de Albert Om cuando habla con su amigo Joan M. Pou. Y cuando, evidentemente, estas conversaciones de esta pareja de amigos íntimos son públicas y ante todo el mundo. Es lo que pasa de vez en cuando en un pódcast muy recomendable (y que por desgracia no hacen tanto como nos gustaría), Què t'ha passat?, un pódcast donde la gracia es oír a esta pareja hablar sobre cualquier cosa de la vida, por mundana que sea, que se les pone en la cabeza. Conversaciones en el restaurante Jok de Barcelona, del que es socio Pou, en el Eixample, donde han hecho partirse de risa a los parroquianos presentes en la sala y a los fans vía redes. Por ejemplo, el día que estuvieron hablando de perros.

Recientemente hay más remesas. Bienvenidas remesas que sus seguidores hemos acogido con una sonrisa. Unas conversaciones donde ha quedado clara una cosa: a Albert no le regaléis nunca en la vida un reloj de medio millón de euros. Mirad qué dice de cuando lee o se entera de alguna noticia sobre algún robo a alguien que tenía la osadía, o la estupidez, de ir con un reloj así de caro puesto en la muñeca y paseando como si nada:
Apunten: nunca le regalen a Albert un reloj de medio millón de euros y nunca le regalan tampoco un anillo muy concreto. Un anillo de color negro que le ha visto puesto a dos personas, a su cuñado y al entrenador del Barça, Hansi Flick. Un anillo inteligente, un anillo que te monitoriza la salud a cada momento del día, te dice tu ritmo cardíaco, "un smart ring, te dice cómo has dormido, momentos de fase rem, la salud del corazón si se corresponde con tu edad o no. Por ejemplo, mi cuñado tiene un corazón seis años más joven que él. También te dice, te puntúa de 0 a 100, la disposición que tienes para encarar el día, en función de lo que hayas dormido".

Cuando Albert le vio el anillo a su cuñado, en una comida familiar, le dijo a la familia: "Sobre todo, no se os ocurra regalármelo nunca a mí". ¿Por qué? Porque como él mismo asume, "tengo una hipervisibilidad médica", llámale hipersensibilidad o hipocondría, "... no es exactamente eso... es que yo, nunca he estado enfermo..., pero nunca me he encontrado bien, que no es lo mismo, ¿eh?". Un poco como el plato del día de los restaurantes, pues en él, "tengo el 'mal del día', cada día uno diferente. Hoy, por ejemplo, es dolor de cabeza, que me ha acompañado todo el día. Yo, cuando me levanto, le digo a mi pareja: 'Hoy, de mal del día, tengo dolor de cabeza'":
Sensacional. Nos encantan estas charlas entre Albert y Joan M.