La Corona española tiene un gran agujero para poner dentro de la cabeza de Leonor. El agujero también es Catalunya. Es el territorio más importante y más hostil a la monarquía, único lugar|sitio donde la Familia Real no puede entrar: la ciudad de Girona, con los sucesivos ayuntamientos independentistas negándole el alquiler del Palacio de Congresos para celebrar los premios princesa de Girona, que este año se han hecho en el Liceo de Barcelona. Una situación insólita en el territorio: la princesa de Girona no puede ir a Girona, non grata. Como Joan Gaspart en el campo del Espanyol. En Zarzuela ya hace tiempo que han diseñado una hoja de ruta para acercarse a los catalanes, que va desde los discursos leídos en catalán por Juan Carlos, Felipe y ahora Leonor, a los cuatro catalanes que hay a la línea sucesoria: Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarin, muy nacidos y escolarizados en Barcelona. No han sido capaces de ponerles en ninguno de los hijos un nombre catalán, como Jordi. Sería demasiado para una corona catalanófoba. La más catalana de la familia ha parecido siempre Cristina, aunque la realidad es otra, ella es de Pedralbes, no sale nunca del barrio ni para ir a la ópera. Un día estuvo en el CaixaForum del barrio de Fuente de la Guatlla en Sants-Montjuïc y la paró un segurata en las escaleras mecánicas:
Aquel episodio recuerda un incidente que sufrió Cristina en El Corte Inglés de la Diagonal, delante de su casa cuando vivía en un piso de la misma avenida ante su trabajo a la Fundación La Caixa.Piular Eyre explicó que "Cuando en Barcelona empezaron los rumores que Iñaki estaba inmerso en una estafa con fondos públicos, allí empezó el declive. Empezaron a encontrarse feos que hasta ese momento Cristina no se había encontrado en Barcelona. En unos grandes almacenes, la infanta Cristina salía por la puerta con un libro y sonaron las alarmas. Cristina había cogido un libro y por lo que fuera el libro no estaba desmagnetizado. La registraron, le dieron el trato normal pero en ese momento fue un asunto peculiar".Pilar Eyre lo explica como le explicaron a ella. Nunca se asegura si el libro estaba pagado, si enseñó el ticket de compra, solo que sonó la alarma y que la registraron como se hace siempre en estos casos. Era El Corte Inglés de Diagonal/ Avinguda Carles III, al lado de las Torres Negras de La Caixa donde trabajaba Cristina. El de seguridad de la puerta no se dio cuenta de que era la hija del rey Juan Carlos. Una hija que según ha revelado Eyre en Lecturas, iba en Metro alguna vez, obviamente la única línea que sube hasta Pedralbes: la línea 3, la verde. Tiene una parada a medida: Palacio Real, cerca de su casa en Pedralbes.
Pilar Eyre revela los cinco lugares favoritos de los cinco Borbones en Barcelona: el metro de la línea verde de Cristina, Juan Carlos visitaba un piso en el Eixample cerca del hotel Ritz donde tenía encuentros con una amante. Allí cerca vi todavía ahora Antonia dell Atte, modelo y exmujer de Alessandro Lequio a quien han atribuido ser una de las amantes del rey emérito. Laso reina Sofía gastaba la tarjeta black que le dio al marido en los mismos grandes almacenes que frecuentaba Cristina, El Corte Inglés de la zona alta, Felipe iba al Puerto Vell donde está el Club Náutico que se llama Real Club Náutico, se lo sentía como casa comiendo bocatas junto al Maremágnum. Elena era de las que salía de fiesta a bailar por la antigua discoteca Up&Down en la calle Numància, donde ahora hay un Dir.
Eyre lo suelta con su gracia: "La reina Sofía compraba en el Corte Inglés de Diagonal, yo he visto a la infanta Cristina cuando era poco mayor que Leonor en metro y a Elena bailando en el Up&Down. Felipe regateaba con compañeros de todas las procedencias y despuéscomía en el Club Náutico un bocadillo de pie, mezclado con todos. Oriol Maspons se encontró un día a Juan Carlos saliendo de la casa de una amiga cerca del hotel Ritz. Antes de subir al coche le dijo “no sabes la envidia que me das ¡vivir en Barcelona!” “Pues venid más”, le dijo Oriol y Juan Carlos guiñó el ojo y señaló la casa de la que acababa de salir, “en realidad vengo muy a menudo”. Sofía venía a Barcelona a quemar tarjeta, a gastar, Felipe a navegar y a comer y beber, Elena a bailar y a ligar pijos en vano, Cristina a trabajar y a entender qué es una T-10 y Juan Carlos a copular.