Después de que intentará ingresar ilegalmente a la mansión de Britney Spears, el día de su boda con el entrenador físico Sam Asghari, el juzgado determinó que Jason Alexander, primer esposo de la ‘Princesa del pop’, no podrá acercarse a la artista ni tener ningún tipo de contacto con ella, mientras se prepara para un juicio en el que seguramente saldrá culpable de todos los cargos que le han imputado. Además, el juez que está atendiendo el caso, David R. Worley, le impuso una fianza de 100.000 dólares, que tendrá que pagar si quiere recuperar la libertad provisional durante la duración del juicio, que tiene la intención de determinar su culpabilidad o inocencia en los tres delitos que le han imputado: acoso, vandalismo y agresiones menores.

Asimismo, ha trascendido que además del allanamiento de morada, Jason Alexander agredió a los agentes de seguridad que protegen la mansión, negándose a abandonar la propiedad pese a ser advertidos sobre las consecuencias legales de permanecer ilegalmente en la casa de la diva del pop. El juez del condado californiano de Ventura indicó en una audiencia preliminar, celebrada este lunes 27 de junio, que existen pruebas suficientes para imputar al ex marido de Britney Spears, dejándolo tras las rejas hasta el próximo 12 de julio, cuando el acusado tendrá que dar sus declaraciones ante el juzgado.

Aunque el ex amigo de la infancia de la celebridad se declaró inocente de los tres cargos que le han imputado, la realidad es que el testimonio de Richard N. Eubeler, uno de los guardias de seguridad de la mansión de Britney Spears, desestima totalmente su presunta inocencia. Según la declaración del ex guardia de seguridad, que fue despedido tras el incidente, aseguró que Jason Alexander, un amigo de la infancia de Spears con quien estuvo casada menos de 60 horas, en 2004, apareció sin ningún tipo de invitación a la casa, unas horas antes de la ceremonia e hizo una transmisión en vivo por Instagram. Además, según Eubeler, el ex de Britney ingresó en la casa y se dirigió a la habitación de la cantante, que afortunadamente estaba cerrada con llave, puesto que ella se encontraba dentro del dormitorio.

Según las declaraciones del Departamento de Policía del Condado de Ventura en Los Ángeles, Jason Alexander se acercó hasta la puerta de entrada de la mansión de la cantante y le dije al cuerpo de seguridad que estaba encargado de resguardar el evento, que Britney lo había invitado personalmente, aunque él no tenía ningún tipo de invitación y tampoco estaba en el listado oficial de los asistentes al evento. Mientras transmitía en vivo, Alexander comenzó a discutir con el personal de seguridad, agrediéndolos para poder entrar ilegalmente a la casa, alegando que él era el primer esposo de la intérprete de ‘Toxic’ y que él nunca se volvió a casar porque todavía la amaba.

Con estas declaraciones se puede asumir que Jason Alexander no está muy bien mentalmente, dado que ellos nunca tuvieron una relación formal y su matrimonio fue una farsa que se terminó anulando en menos de tres días.