Eran cincuenta años de un matrimonio aparentemente feliz, que se rompió de golpe por la aparición de Isabel Preysler.

El escritor y premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa estuvo casado desde 1965 hasta 2015 con su prima Patricia Llosa. Todo se acabó con la llegada de Preysler, y el correspondiente terremoto en la familia del escritor, donde todos los dedos se dirigieron hacia él.

Pocas semanas antes de que se oficializara la ruptura, una de las nietas de la pareja, Josefina Vargas, pronunciaba este discurso en las bodas de oro de sus abuelos: "Estamos muy orgullosos de ustedes. Imagino que llegar a los cincuenta años de casados es muy difícil, hoy en día casi nadie llega. Y espero celebrar muchos aniversarios más".

Ahora, tras dos años de "enfriamiento", la protagonista de aquellas fallidas palabras puede ser la artífice —o al menos la artífice indirecta— de la reconciliación de Vargas Llosa con su familia.

Felix de Azua y Mario Vargas Llosa - efe

Félix de Azúa y Mario Vargas Llosa. Imagen: EFE

El escritor, explica Vanity Fair, acudió hace unas semanas a la graduación de su nieta, que se ha licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de Nueva York. Allí coincidió con su exmujer y con su hijo Gonzalo. No se dirigieron la palabra, pero la sola presencia ya olía a un inicio de reconciliación.

Era el segundo paso del acercamiento, que había comenzado Vargas Llosa en febrero con una columna en El País, donde hablaba positivamente de su hijo. Según fuentes próximas a la familia, desde entonces "la cosa entre ambos ha mejorado bastante".

En definitiva, viendo la situación ¿se trata de una reconciliación que sólo puede ser hecha a espaldas de Preysler?