No falla. Normalmente, cuando alguien tiene una bondad que tumba, cuando alguien enamora con su carácter, cuando alguien es una persona a quien todo el mundo quiere, siempre sonriente, dispuesta a ayudar y empática, acostumbra a ser alguien que detrás suyo (o al lado) tiene una familia que vale la pena. Normalmente, la buena gente tiene una característica común: aman con locura a sus familias y sus familias los aman con locura a ellos. Y eso es lo que pasa con la maravillosa Sílvia Abril.
La actriz y cómica catalana, autora de un libro imprescindible si quieren pasar un buen rato, Pérdidas de risa, demuestra que la sonrisa en la cara viene de familia y que justamente es la familia quien le provoca a menudo esta sonrisa. Enamoradísima de su pareja, ella y Andreu Buenafuente están hechos el uno para el otro, con su adorable hija Joana, ahora hemos conocido a la abuela, la madre de Sílvia, gracias a una publicación preciosa que ha hecho la intérprete.
Una publicación acompañada de una de las canciones más bonitas que ha parido nunca Joan Manuel Serrat, Aquellas pequeñas cosas, aquella donde nos dice que "Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas. En un rincón, en un papel o en un cajón".
Pues al ritmo de esta maravilla hemos visto a la madre de Sílvia. Y no de cualquier manera, sino sorprendiendo a su hija con un precioso ramo. Porque no hay una pequeña cosa más bonita que esta. Serrat cantaba sobre ramos de rosas. No son rosas, pero son igual de bonitas. Y cuál ha sido la sorpresa de Sílvia al verla aparecer así: "Cuando mí madre aparece en casa con flores yo me derrito de amor"... No nos extraña. Como para no derretirse de amor viendo a tu madre llegando a casa y trayendo un ramo de flores. Por cierto, madre e hija son iguales.
Sílvia Abril, orgullo de madre. Maravillosas las dos.