En la serie Fama se hizo famosa aquella frase de "Buscáis la fama, pero la fama cuesta. Y aquí es donde váis a empezar a pagar. Con sudor". Aquellas palabras de la profesora Lydia Grant (Debbie Allen) se referían al esfuerzo y las horas que le tenían que poner los estudiantes de la escuela de arte de Nueva York si querían llegar a hacerse un nombre en alguna disciplina. Pero la frase bien podría aplicarse al precio que a menudo hay que pagar cuando de repente, de la noche a la mañana, aquella fama que te rodeaba desaparece, se evapora, se va por la alcantarilla. Y en estos momentos es cuando es más difícil no caer en el pozo, a menudo, un pozo acompañado de drogas, de mala vida y de decisiones difíciles. Quien reconoce que a él le pasó y que ahora mira de salir como sea, por ejemplo, cantando en el metro, es un cantante catalán que hace unas décadas era, junto con sus compañeros de grupo, un icono con mayúsculas, un referente, uno de los grupos más inimitables que ha habido en el panorama nacional. Hablamos de Luís Font y Locomía.

Imposible olvidar aquellos looks, aquellos descomunales trajes, aquellos abanicos gigantes, cómo los hacían ir y aquellas canciones, en especial aquel hitazo: "Disco, Ibiza, Locomia. Moda, Ibiza, Locomia. Loco, Ibiza, Locomia. Sexo, Ibiza, Locomia. Mar, Ibiza, Locomia. Sol, Ibiza, Locomia. Marcha, Ibiza, Locomia. Crazy, Ibiza, Locomia. Locomia keeps your body groovin', get up on the groove, get into the mood, get it? Locomia keeps your body groovin'. Abanicos will be groovin' 'til they see you gettin' it".

Font, miembro fundador, de Sant Boi de Llobregat y que fue apartado del grupo: "Me sacaron de en medio porque era el hermano del propietario de la marca y del creador de Locomía". Después de tratar de tener una carrera en solitario, hace poco nos conmovió cuándo lo vimos cantando en los vagones del metro de Madrid "por necesidad", con el micrófono en una mano y un gran abanico en la otra para identificarse como ex de Locomía. "Me he reencontrado con la música, con el público y he encontrado un montón de ángeles que me siguen ayudando. No ha sido fácil, porque es un medio donde no van a verme a mí, soy yo el que los va a ver a ellos. He estado al borde de irme a vivir a la calle. No quería seguir estando en la oscuridad, por lo menos en la calle me darían los rayos del sol, vería gente. Sé que es duro decirlo, pero después del camino que he recorrido yo, para mí esto no era nada", decía, sin poder evitar las lágrimas.

Luis Font Locomía canta en el metro, T5
Luis Font Locomía canta en el metro, T5
Luis Font canat en el Metro locomía, Telecinco
Luis Font Locomía canta en el metro, T5
Luis Font llora, Telecinco
Luis Font Locomía emocionado, T5

Llegó a Madrid con una mano delante y otra detrás después de un vía crucis que ahora ha revelado en una entrevista en ABC. Allí ha explicado que las ha pasado canutas, muy canutas, y que cantar en el metro no es ni mucho menos lo peor que ha hecho. Font ha recordado los años más difíciles de su vida, justo después de dejar Locomía ante 60.000 personas. Enseguida, las primeras secuelas emocionales en su cabeza al verse solo. Y de allí a las drogas solo hubo un paso. “Descubrí que con ellas estaba calmado, pero sacada al Luis vulnerable, al Luis avergonzado. Llegué a convertirme en un zombi”, confiesa, antes de decir que tocó fondo cuando le cogió la tarjeta de crédito a una pareja suya para ir a comprar cocaína. La pareja se discutió con él y lo hizo fuera de casa.

¿Dónde ir? Un amigo le dice que pruebe en Dinamarca, donde fue consciente que “Descubro que tengo un físico y unos atributos que salen de lo corriente"... Y llegaron propuestas para hacer negocio con su cuerpo, incluso, se cambió su nombre: "Por una proposición indecente que me hacen, me creo un alter ego, Nacho Delfierro, de origen italiano. Yo venía de ser un zombi y Nacho era una persona que durante 60 minutos se sentía deseado. Hacíamos un intercambio, un trueque, pero curiosamente empecé a sentirme otra vez yo”. Ahora, por suerte, el personaje ya no está en su vida, aunque “No me oculto de nada, para seguir uno tiene que ir cerrando etapas”. La etapa actual, como decíamos, lo ha llevado al metro, pero también ha empezado a trabajar de camarero en un hospital, "Estoy realmente feliz".

Esperemos que salga adelante. Y más, teniendo en cuenta que tres ex de Locomía todavía han tenido peor suerte que él, ya que fallecieron.