Tiene una de las voces, las presencias y el talento más brutales que hay en nuestra casa. Actor catalán excelso, es un animal de la interpretación. Cada vez que sube encima de un escenario o se pone delante de una cámara, te quedas hipnotizado por sus actuaciones, por ponerse en la piel de las personas a las cuales interpreta... Cosa que le ha valido muchos reconocimientos y la adoración por parte del público catalán, pero también algún momento desagradable. Hablamos del enorme Lluís Soler. Y eso que empezó tarde la carrera, a los 34 años. Imaginen si lo hubiera hecho más joven. Estamos hablando de uno de los grandes del teatro de nuestra casa, con obras y papeles descomunales en El somni d'una nit d'estiu, Dos tristes tigres, Otel·lo, El mercader de Venècia, Tartuf, L'avar, Amadeus, La comèdia dels erros, El mètode Grönholm, Romeu i Julieta, Primera plana, L'habitació de Verònica, Nit de reis, The party. Y así, hasta haber hecho ya más de 70.
Ahora, el de Manlleu acaba de empezar con una de aquellas obras inolvidables, otra de Shakespeare, y ya lleva hechas unas cuantas: La tempestat, de las más famosas del autor, con dirección de Oriol Broggi. Una coproducción del festival Grec de Barcelona y compañía La Perla 29 que se puede ver en el Teatre La Biblioteca desde el 25 de junio, y donde un elenco extraordinario acompaña a Lluís en el escenario: Xavier Boada, Babou Cham, Clara de Ramon, Eduard Paredes, Xavier Ripoll, Oriol Ruiz Coll, Jacob Torres y Ramon Vila. Los espectadores catalanes también hemos tenido la suerte de poder disfrutarlo en televisión, especialmente en muchos de los seriales de mediodía de TV3: Arnau, Poble Nou, Secrets de família, Estació d'enllaç, Laberint d'ombres, El comisario, Psico express, Isabel, El crac o El ministerio del tiempo.
Pero sin duda, uno de los papeles más icónicos que ha hecho fue el de un tipo despreciable. El 'Tomàs' de El cor de la ciutat, un carpintero que detrás de un aspecto de buena persona, que no había roto nunca un plato, escondía un infame violador encapuchado que tenía a la audiencia trastornada desde el momento que se subió la capucha y vimos quién era. El hermano del 'Sáhara' (Martí Peraferrer), obsesionado con 'Montse' (Montse Guallar). Hace poco, Lluís ha estado en el Via lliure de RAC1 donde ha recordado aquel personaje que irá ligado para siempre a él. Y no solo en Catalunya. Reveló una situación vivida a kilómetros y kilómetros de aquí, ni más ni menos que en la Patagonia, que lo dejó estupefacto: "Una vez en Puerto Madryn, un pueblo abandonado allí en medio del desierto, en una calle de 20 metros de anchura, a las cuatro de la tarde con un sol que resquebrajaba la cabeza, iba por la acera y desde el otro lado oigo: 'Violador!.' 'Estos son catalanes', pensé. ¡'Ya vengo'!", les respondió.
Un Lluís que es un tipo encantador, dan fe los que lo han conocido, y que es consciente de que su voz, a pesar de ser un punto a favor a la hora de proyectar encima de un escenario, también es el motivo por el cual le han dado a menudo papeles de personajes malvados u oscuros. Eso sí, a pesar de tener una voz descomunal y grave, admite que no se ha planteado hacer doblaje: "Nadie me ha empujado. Sin ir a buscar nada, mira todas las cosas que me han venido"!. Vayan a ver La tempestat, no se arrepentirán. Y cuando acabe la obra, lo que se merece el bueno de Lluís, y el resto de compañeros de reparto, es que los únicos gritos que oigan no sean otros que "Bravo!.