Hace unos años, un grupo madrileño puso patas arriba el panorama musical. Dos primos y un par de amigos sacudieron los escenarios, las radios y las listas de éxito con su propuesta atrevida, potente y llena de estribillos pegadizos que cantaba la juventud de medio país: El canto del loco.
Con Dani Martín al frente, bien flanqueado por su primo David Otero, el grupo fue el amo y señor durante unos años donde llenaban estadios y les invitaban a todos los programas. Pero como acostumbra a pasar a menudo, la banda se separó y cada uno empezó un camino en solitario. Como Otero.
A David Otero y Dani Martín, 'El canto del loco'
El cantante ya lleva tiempo haciendo su camino, con una propuesta muy personal cargada de canciones donde vierte todo lo que a él le preocupa y lo hace sentir vivo. A sus 40 años, el músico pasó por una etapa donde se hacía llamar El Pescao, y después, ya con su nombre real, ha sacado cuatro discos. El pasado 5 de marzo sacó Otero y yo, donde repasa su trayectoria, al lado de artistas como Ana Guerra, Cepeda y Taburete. El cantante ha concedido una entrevista para el diario El Mundo, donde repasa su carrera y revela el por qué de uno de sus rasgos distintivos más característicos, más allá de su música.
David Otero (@davidoteromusic)
Otero tiene un look muy reconocible. Cara de niño, aunque quede escondida detrás de su barba, melena morena larga y un característico flequillo marca de la casa que hace tiempo que muestra. "¿No le dan ganas de eliminarlo"?, le preguntan. Respuesta: "Si buscas en mi Instagram, muchos años tras, me he rapado y despejado la frente.... Cosa que es una liberación brutal. Porque los flequillos molan, pero también pican. Pero sí es verdad que es algo con lo que yo me siento cómodo, que me permite esconderme".
David Otero (@davidoteromusic)
Esconderse. Un verbo que es la clave. Otero explica por qué lo lleva desde 1997, cuando él tenía sólo 16 años. Y la razón, desgraciadamente, tiene que ver con el acoso que sufrió: "allá por el año 97, yo pasaba todos los días delante de una esquina y había un grupo de gamberros, que me tenía martirizado: me escupían, me tiraban piedras. Un día me tiraron un bloque de hielo a la cabeza y me dejaron inconsciente. Era un bullying que nunca contaba".
David Otero (@davidoteromusic)
Aquel fue el primer momento que decidió dejárselo. Años después, Otero es un gran defensor de la terapia y el psicoanálisis. Y gracias a ellos se dio cuenta de que "analizándolo con terapia, me he dado cuenta que fue un mecanismo de defensa para no ver aquello que no me gustaba. Era como el avestruz que mete la cabeza debajo de la tierra". Afortunadamente, Otero hace años que no sólo no esconde la cabeza bajo tierra, sino que la enseña orgulloso y de él salen canciones excepcionales que hace llegar a sus seguidores.