El alma de Camilo Sesto lloraba en Vivir así es morir de amor porque siempre se iba a enamorar de quien de él no se enamoraba. Ahora el alma del cantante valenciano tiene otro motivo para llorar: tiene una salud de mantequilla. Desaparecido hace tiempo de la primera línea con respecto a la música española, Sesto está siendo más protagonista los últimos años por las operaciones de estética que se hace que por las canciones que compone. Cada vez se parece más a su réplica del Museo de cera y oírlo hablar hace sufrir.

El de Alcoy tiene más relación hoy por hoy con un bisturí que con sus fans. No sólo por los estiramientos faciales, sino también por los ingresos clínicos por uno u otro problema. Hace un año y medio la opinión pública empezó a preocuparse al verle asistir a un acontecimiento en silla de ruedas.

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Sesto cayó en su casa de Torrelodones lesionándose en las caderas y en un pie. Según explicaron los médicos, la caída se produjo por la poca fuerza y masa muscular que le ha quedado en las extremidades inferiores después de una operación que le llevó al quirófano hace años. Ahora, el intérprete de Algo de mí o Perdóname, de 71 años, ha vuelto a ingresar en un hospital, concretamente, en el Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda de Madrid. A priori, parece ser que se trataría de un fuerte dolor de la zona lumbar, cosa que haría pensar en un cólico, unos cálculos renales, pero siguen explorándole. Uno de sus momentos más inclasificables fue cuando cantaba aquello de "¿Qué tal? ¿Cómo te va?". Probablemente no le vaya muy bien últimamente.

Sea como sea, Sesto lleva dos anuncios de retirada definitiva de los escenarios. El primero el año 2008, y el segundo, ocho años después, cuando lanzó al mercado el disco "Camilo70" con motivo de su 70 cumpleaños.