Los entornos competitivos agudizan el ingenio, fomentan la creatividad y exigen profesionalidad. Máxima económica que lógicamente también aplica a los restaurantes. Solo así se entiende la perfecta propuesta de hoy, la de un matrimonio que hace tiempo que ha decidido que su vida y su profesión se fusionen completamente, haciendo de ella una manera de vivir. Mireia Navarro y su marido y chef Rafa Penya, del exitoso restaurante Gresca, han invertido dinero y, sobre todo, materia gris e ideas, en reformar su restaurante. No solo es una inversión en ampliar mesas, es una apuesta atrevida y con personalidad.

“Los Gresca” han montado en el local de al lado de su restaurante, en el Eixample, un Bar, concretamente un bar de vinos. De todas formas, por situarte bien, de bar no tiene más que el nombre, porque lo que se come son unos sofisticados, delicados, potentes y bien servidos platillos. Y para acompañarlos, una singular oferta de vinos, sobre todo franceses y casi siempre orgánicos. Otra apuesta de “los Gresca”, llena de personalidad, que permite al cliente situarse en un plano distinto, lejos de lo habitual.

Curioso local, moderno y en forma de “U”. El Gresca y el Bar Gresca tienen entradas separadas (ambos palos de la “U”), comedores en forma de tubo, y al final de ambos (base de la “U”), se unen en el frontal de una cocina muy equipada, a la vista del cliente, que sirve para ambos comedores. En frente de la cocina una barra de 6 plazas, en la que los más gastrónomos podrán disfrutar viendo las creaciones de los cocineros antes de poderlas degustar. Fantástica distribución realizada por un joven despacho de interioristas, Cirera-Espinet, que le permite al matrimonio tener dos locales pudiendo estar en ambos al mismo tiempo. ¡Brillante solución para no tenerse que dividir y no perder detalle alguno de lo que pasa en ambos sitios!

Servicio profesional y personalizado, encomendado por la omnipresente Mireia, y que cuenta con un somelier que aconseja vinos que están fuera de los circuitos comerciales de la ciudad. En el “no” Bar, que hoy nos ocupa, las mesas son sin mantel, no es posible reservar y el ambiente es distendido. Se escucha música de fondo, pero no es muy ruidoso, puedes tener una cierta intimidad.

La comida…aix la comida. Es Buena con mayúsculas. Una carta sin capítulos y de una sola página, que de menos a más te lleva de la tapa más mínima para acompañar una copa de vino, a contundentes, muy contundentes platos servidos como platillos, en formato de media ración. Seguiremos este orden, de menos a más contundencia, sabor y precio también. Empezamos con unas “Anchoas”, unas “Gildas de bacalao”, y unos “Puerros con salpicón”, tres aperitivos sencillos pero que nos situaron ya en el nivelón gastronómico que conocemos del Gresca.

Anchoas y Gilda

Puerros con salpicón

Seguimos con una “Ensaladilla”, no rusa. Not guisantes, not zanahoria, not typical mazacote. Ligera y con la patata cortada a trozos grandes, es un platillo barato y que no te puedes saltar. Luego un “Bikini de lomo ibérico y Comté”, muy prensado en la plancha, muy crujiente y cortado en varios rectángulos sin corteza alguna. Hasta aquí platillos entre 4 y 10 euros, que compensan la visita. Pero ojo, la cocina es la del Gresca, así que se dejan el turbo para el final.

Ensaladilla

Bikini de lomo ibérico y Comté

Rato memorable a base de “Callos” con una melosidad como la que los bares típicos no pueden conseguir, un “Bocata de cerdo con crema agria fresca”, lleno de contrastes en cada mordisco y un “Pie de cerdo relleno de col”, cuya presentación no es apta para los que tienen manías comiendo…pero cuyo gusto y potencia nos dejaron saciados para abandonar definitivamente los salados y abordar los dulces.

Bocata de cerdo con crema agria fresca

Callos

Una “Pera con café y chantillí”, y sobre todo una “Torrija” descomunal, pusieron un broche de oro a una de esas cenas de las que sales aplaudiendo. Creatividad, exactitud, precio razonable y entorno perfecto: no se puede pedir más cuando encima la factura es tan abordable y el local está abierto de lunes a domingo.

Torrija

Aplaudimos hoy a “los Gresca” desde nuestra sección. Qué personalidad, qué pasión, qué ambición, qué precisión…y a la vez, qué cercanía con el cliente y qué conocimiento de lo que realmente hace feliz al cliente local. Clap, clap, clap, clap. ¡Bravo!

Puntuación
Comida   Vinos
74   85
Servicio   Local
65   68
Precio   Estrellas Miguelín
35€  
Por persona: 4-5 platillos y 2 copas de vino  

¿Dónde está el Gresca?

Dirección: Provença, 230, 08036 Barcelona

Teléfono: 934 51 61 93

Horario: De lunes a viernes de 13:30-16 h y de 20:30-23:30 h. Sábado de 20:30-23:30 h. Domingo cerrado.

Webwww.gresca.net