Llegar hasta el coche se convierte en un reto de funambulismo, meter la llave es un desafío, conducir bajo los efectos del alcohol se convierte en una aventura temeraria.
La DYA instala un simulador durante la Semana Grande bilbaína para concienciar a los conductores.
El año pasado, el 43 por ciento de las víctimas en carretera conducían bajo los efectos del alcohol, muchos de ellos traídos por la euforia y la falsa creencia que pueden conducir sin ningún problema.