Si tienes hijos, sobrinos o familiares con edad de ir al colegio, seguramente conozcas el Fidget Spinner, el juguete de moda más popular del momento.

En una época donde el entretenimiento está enfocado al mundo digital y tecnológico, llega este sencillo artefacto de plástico (o metal), que consta de un soporte central y dos o más aspas que giran a su alrededor.

¿Cuál es la gracia? Hacerlo girar lo más rápido posible y aguantarlo con el dedo, nariz o frente tanto tiempo como se pueda. ¿Simple, verdad? Este fenómeno se ha popularizado tanto que incluso hay tutoriales y páginas web donde enseñan trucos específicos.

Controversia en las aulas

Al ser fácil de transportar, el Fidget Spinner se convirtió en el rey de la hora del patio. El problema es que también lo es ahora de las aulas. Hecho que incomoda a los profesores, que ven cómo los alumnos no prestan atención y se desconcentran con el juguete.

La distracción que generan es tan elevada que incluso algunos colegios de Nueva York se han planteado su prohibición.

¿Cuál es su propósito?

Se habla mucho sobre las propiedades de este juguete para ayudar a niños con autismo, ansiedad o TDA-H. Incluso en las descripciones de las cajas sale escrito.

Más allá de ser una estrategia de venta, no hay ninguna certeza científica que eso sea así. Su creadora explica que el juguete fue creado para mantener a los niños alejados de los problemas, no tanto como una ayuda para la salud mental.

¿Una moda pasajera?

Podría serlo. Recientemente hemos tenido la experiencia de la aplicación Pokémon Go, que ha visto cómo su popularidad ha ido disminuyendo con el paso de los meses. También tenemos los ejemplos de los tazos, las peonzas o incluso las canicas.

canicas pixabay

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Sea como sea, a día de hoy son todo un fenómeno entre los más jóvenes. Su precio estándar está en torno a los dos euros, aunque los más sofisticados pueden llegar hasta los 4.000.

Su demanda en Amazon se ha disparado casi un 160% y las búsquedas en Google van creciendo a ritmo vertiginoso.