Después de que Samsung retirara a principios de septiembre el Galaxy Note 7 porque diferentes usuarios habían denunciado que sus dispositivos se habían quemado mientras los cargaban, hoy se ha sabido que ayer uno de los teléfonos renovados y teóricamente arreglados por la compañía explotó espontáneamente en un avión de Southwest Airlines en Kentucky, en los Estados Unidos.

Su propietario ha explicado a The Verge que había apagado el móvil siguiendo las indicaciones de la compañía de vuelo y que, de repente, empezó a salir humo de su bolsillo. El chico tiró al suelo el teléfono y tuvieron que evacuar el avión. El dispositivo llevaba el adhesivo verde en la batería que indica que es uno de los nuevos móviles "seguros", que Samsung puso después de revisarlos todos.

Samsung se ha mostrado prudente poniendo sobre la mesa "que hasta que no podamos recuperar el dispositivo, no podremos confirmar que implique al nuevo Note 7". Una vez lo investiguen, podrán confirmar la causa.