Iñaki Urdangarin ha dejado claro que su vínculo con Ainhoa Armentia es fuerte y sólido. La pareja acaba de celebrar más de cuatro años de relación sentimental. Fue a principios de 2021 cuando se les vio por primera vez juntos en público, durante un paseo por la playa en Biarritz. Las imágenes no tardaron en generar revuelo, ya que la mujer que lo acompañaba no era la infanta Cristina. Poco después de que salieran a la luz aquellas fotografías, la madre de sus cuatro hijos anunció oficialmente su separación de Urdangarin. A partir de ahí, comenzó un proceso legal que se prolongó durante dos años, coincidiendo con el tiempo necesario para que su hija menor alcanzara la mayoría de edad, buscando así minimizar el impacto familiar.

La historia entre Iñaki y Ainhoa comenzó cuando ambos coincidieron en el despacho legal donde ella trabajaba. En aquel momento, Armentia estaba gestionando su divorcio del padre de sus hijos adolescentes. Por su parte, Urdangarin ya tenía la firme intención de poner fin a su matrimonio con la infanta. Para él, esa ruptura también suponía una forma de tomar distancia definitiva de la familia Borbón.
Desde entonces, tanto Iñaki como Ainhoa han optado por no mantener actividades laborales conocidas. Él declaró públicamente que su único ingreso era una pensión de 900 euros mensuales como consecuencia de su estancia en prisión, una cifra insuficiente para sostener el nivel de vida que ambos exhiben. Pese a ello, disfrutan de fines de semana en hoteles de lujo, cenas en restaurantes de alta gastronomía y compras en boutiques exclusivas, sin aparente preocupación económica.
Según informaciones del medio 'Elcierredigital', Iñaki habría recibido cerca de dos millones de euros como compensación por un proyecto editorial que nunca llegó a realizar, a cambio de mantener silencio. Estos fondos habrían sido transferidos desde Suiza por el rey emérito Juan Carlos I, con el fin de eludir cualquier implicación fiscal. Además, se afirma que Urdangarin percibe una renta vitalicia de 25.000 euros mensuales, financiada por el propio emérito, aunque una vez fallezca, ese compromiso económico pasaría a la infanta Cristina.
Último aviso para Iñaki Urdangarin
Existe, sin embargo, una condición restrictiva: si Urdangarin incumple alguna cláusula del acuerdo, como ofrecer declaraciones a la prensa o revelar asuntos relacionados con la familia real, perdería todos esos beneficios y se vería obligado a devolverlos.
Por esta razón, Iñaki sospecha que la Casa Real ha impuesto vigilancia sobre él. Confía a su círculo más cercano el temor constante de ser vigilado, creyendo que buscan encontrar cualquier pretexto para retirarle sus privilegios. Los monarcas creen que el exjugador de balonmano y la abogada se están pasando con su vida de ricos. Están levantando muchas sospechas y es normal que nadie se crea que viven con tan solo 900 euros mensuales y encima ninguno de los dos trabaja. Le han dicho que se comporte y que no haga ostentación de la riqueza. Un perfil bajo.
