Victoria Federica y Froilán han dado demasiados quebraderos de cabeza a Casa Real. Del joven ya se han librado al enviarle a Abu Dabi con Juan Carlos I, pero la influencer no quiere marcharse de Madrid. Felipe VI y Letizia le han ofrecido tentadoras ofertas en Milán, Londres y Nueva York, pero no ha aceptado ninguna de ellas. Siempre se ha caracterizado por llevarles la contraria y desafiar las normas de Zarzuela. La hija de la infanta Elena tampoco tenía oficio ni beneficio, no era muy buena con los estudios y ha tomado la decisión de dedicarse a las redes sociales aconsejada por sus amigas, todas ellas influencers de alto nivel, y su padre, Jaime de Marichalar, que tiene grandes contactos en el mundo de la moda.

La hermana de Froilán lleva varios años viviendo de las redes sociales. Se ha hecho de oro con algunas campañas publicitarias y este año decidió dar el salto a la televisión. Fue la primera entrevista de ‘El Hormiguero’ el pasado mes de septiembre y en enero se estrenó la temporada de ‘El Desafío’ en la que participó y quedó segunda por detrás de Gotzon. La influencer mostró una faceta de ella hasta ahora desconocida y logró mejorar su dañada imagen por la percepción que se tenía de ella al pertenecer a los Borbón. Ha logrado su objetivo, aunque esto ha perjudicado aún más a Felipe VI y Letizia porque Vic ha recibido muchos apoyos.
Victoria Federica es muy exigente, malas formas con los camareros porque les ve inferiores a ella
Sin embargo, el mayor problema de Victoria Federica es que se cree superior al resto por el simple motivo de llevar el apellido Borbón y pertenecer a la realeza. Cree que eso le exime de cualquier norma. Ella puede hacer lo que quiera, de hecho siempre lo ha hecho sin importarle las consecuencias, aunque eso perjudicase a la Casa Real.
Victoria Federica tiene muy mala imagen en algunos restaurantes de Madrid a los que acude muchas veces sin reserva y le tienen que conceder sitio porque es amiga de uno o de otro, o simplemente porque pertenece a la realeza y es una persona importante. Los dueños de algunos restaurantes están cansados de ella porque encima se quiere marchar sin pagar por hacer publicidad en sus redes sociales o ser quien es. Incluso algunos camareros han llegado a contar a varios medios de comunicación que no se comporta con buenas formas. Es muy mal hablada, exigente y trata a los demás como personas inferiores. En algunos sitios ya le han dicho que no vuelva por ahí, menos mal que a España si hay una cosa que le sobran son restaurantes.
