La reina Sofía cumple 80 años el 2 de noviembre y ya tiene el primer regalo de cumpleaños: el de Pilar Eyre. La cronista real le dedica en la revista catalana Lecturas una columna demoledora sobre la relación de la emérita con Barcelona y los cuernos que lleva. La ciudad que los reyes de España llevan en el título (son condes de Barcelona) ha sido esencial en la infelicidad conyugal de Juan Carlos y Sofia. Eyre explica la razón por la cual Sofía detesta Barcelona. Es la ciudad donde Juan Carlos tenía cuatro amantes. Y una era amiga de infancia de la periodista. Las fuentes son muy buenas: "Una bellísima millonaria con la que se veía en una casa de la Vía Augusta. Otra, una extranjera con pisazo en Barcelona, emparentada por matrimonio con el mismísimo Rey. Otra más, morena bajita y graciosa, sobrina de una condesa, que ahora reside en América, y una cuarta, de mucho renombre, viuda, tan poco discreta que aireaba cómo eran las prendas íntimas de la Reina (recatadas)". De dos de ellas tenemos algunas pistass, son muy famosas y seguiremos investigando.

reina sofia y joan carles GTRES

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Eyre nos regala datos relevantes de Sofía, algunas que ya sospechábamos: que su ropa interior es pudorosa, como de monja. Otros más sorprendentes: que en el Palacete Albéniz de Barcelona, residencia oficial de los reyes de España a Catalunya, ella impuso por primera vez en el año 1976 que dormirían separados. La historia se explica con más detalle al blog de Eyre, su otro aniversario: hace 44 años que no duermen juntos. Eyre ha hablado con aristócratas catalanes que coinciden en definir a Sofía como gélida: "Fría, no da confianzas, ¡qué diferencia del Rey!. Es adusta con nosotros". Arisca con los catalanes, afectuosa con los animales. Lecturas recupera la condición de animalista que comparten la abogada Magda Oranich, Eyre y Sofía. Podría añadirse a Pilar Rahola pero incorporan a la infanta Cristina, que a diferencia de su hermana Elena, detesta el toreo.

sofia hueso panda

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Sofía tiene motivos para no querer venir demasiado a la capital de Catalunya, parece el lugar donde Juan Carlos, lejos de Zarzuela, se pone caliente y según un amigo suyo, no le hace falta Viagra: "Barcelona también ha sido el escenario de sus amores con Corinna. Con ella compartía un apartamento en la clínica Planas, viviendo por primera vez como persona normal: se metía en la pequeña cocina para preparar una bandeja con ‘puñetitas’ (la palabra es suya) para acompañar su whisky diario. En Barcelona también se sometía a tratamientos ‘antiaging’ (solo externos, pues de “lo otro”, según su amigo Manuel Bouza, sigue funcionando muy bien), se abastecía de ropa interior (siempre calzoncillos blancos) en Bel y el peluquero Iranzo le embellecía la zona capilar". Calzoncillos blancos, peluquín y güisqui diario. Así es Juan Carlos. Y Sofía, la monja huraña. Ahí es nada. El retrato familiar como regalo de cumpleaños. Por muchos años, Sofía.